Urbanismo para la gente
Hoy las grandes ciudades intentan transformarse para ser más cercanas a los seres humanos y a la naturaleza. Es una enorme lucha para desmontar lo que está en desuso o no sirvió en el pasado, como el énfasis en el carro privado. En el Megabarrio Bicentenario, en cambio, contamos con un lienzo en blanco y una visión de futuro.
El urbanismo se trata de eso: del estudio, planificación y la creación de respuestas para darle orden y sentido a ese conjunto de espacios y edificios públicos, viviendas y vías donde vivimos nuestra vida de todos los días.
Pero no se ocupa solo de vías o edificios, como algunos imaginan. Es una disciplina relativamente reciente y que hoy piensa en términos de ecología, bienestar emocional, en los usos y comportamiento de la gente en los espacios, entre muchos otros saberes.
En nuestro megabarrio Bicentenario el urbanismo es un componente fundamental y que lo hace diferente a la mayoría de barrios de Cartagena, donde muchos han surgido con trazados muy precarios, sin espacios públicos ni un estudio atento a las necesidades de la gente. Cartagena, por ejemplo, es una de las ciudades con menos espacio público por habitante de todo el país. En nuestro megabarrio eso es distinto.
Ese urbanismo requiere de un equipo que todo el tiempo estudie y diseñe soluciones para el presente y el futuro; que tenga en cuenta las normativas distritales y nacionales, la evolución de este sector de la ciudad o la incorporación paulatina de nuevos habitantes según va creciendo el macroproyecto. Teremar Londoño es la cabeza de ese equipo.
Las soluciones que proyecta su equipo no solo se ocupan de las grandes obras de cemento -que es lo más visible– sino de asuntos más sutiles y que, sin embargo, hacen la diferencia: ¿tienen los niños más pequeños un parque adecuado a su edad y tamaño?; ¿En qué condiciones está esperando la gente el autobús?; ¿Por dónde están circulando las personas y por dónde podrían hacerlo mejor? ¿Cómo podemos incorporar más color, diseño y arte urbano que alegren la vida y nos den sentido de pertenencia? ¿Cómo y dónde podemos hacer una mejor disposición de los desechos y las basuras?
Un ejemplo muy diciente es la rotonda. “Es el punto de partida y el corazón que une todas las etapas y, por tanto, articula también los espacios públicos. Bicentenario vive alrededor de la rotonda” explica Teremar.
Pero antes de ejecutar cualquier cambio hay que escuchar y preguntar mucho. “Cuando uno trabaja en comunidades ellos tienen muy claro qué quieren y qué necesitan porque son los que caminan los espacios día y noche, los que van al colegio, a comprar a la tienda del barrio. Los arquitectos debemos expresar esas ideas y necesidades”, explica.
Esa es la razón de que antes de diseñar haya talleres de co-creación con distintos grupos pues cada uno aporta una visión distinta porque sus necesidades también lo son. “Lo primero que nos dijeron los adultos mayores era que necesitaban rampas, iluminación y un andén seguro para caminar. Así lo hicimos”, dice Teremar. También se hicieron talleres con niños, jóvenes, y madres.
El ejercicio implicó temas como medir el tiempo que un adulto mayor tardaba en cruzar los pasos vehiculares y contrastarlos con la velocidad de los carros y motos. De ahí surgieron soluciones muy específicas como poner un reductor de velocidad en tal punto exacto o reducir un carril, por ejemplo. Todo integrado a muchas otras variables sociales, técnicas y urbanísticas que dan como resultado una nueva rotonda pero con muchísima más complejidad y soluciones que la anterior.
Y así como la comunidad es clave para el diseño y ejecución de obras, también lo es para el mantenimiento. Teremar enfatiza en eso. “Por muchas obras que se realicen, se necesita que la comunidad se las apropie y las cuide, riegue la vegetación y ayude con el aseo”.
Recuadro
Inspiración
El urbanismo contemporáneo se nutre de distintas disciplinas y hay un debate constante de ideas y buenas prácticas. Para mencionar tres de ellas, muy presentes en el diseño de soluciones para nuestro Megabarrio están las siguientes:
Curitiba, en Brasil, es un referente mundial en urbanismo verde y sustentable. Para no ir muy lejos, el sistema Transcaribe es nuestra versión del sistema de transporte que surgió por primera vez allí y que cubre hoy al cien por ciento de la población, por lo que se usa muy poco carro privado. Jaime Lerner fue el alcalde que lideró esta visión. Hoy Curitiba es considerada la ciudad más limpia de Brasil, una de las más sustentables del mundo, tiene 54 metros cuadrados de espacio público por cada habitante (Cartagena tiene solo 14) y una red de 28 parques y bosques que a su vez son un circuito de drenaje de las aguas lluvias.
Acupuntura urbana, es un concepto del arquitecto finlandés Marco Casagrande y que Lerner promovió mucho en Curitiba: se trata de entender las ciudades como entes vivientes que necesitan renovarse constantemente mediante la rehabilitación de sus espacios. No se enfoca en las grandes obras sino en aquellas puntuales que representan un gran beneficio para la comunidad. A veces incluso solo con pintura, pocos materiales y jornadas de trabajo de los vecinos se consiguen resultados muy visibles en el corto plazo. En nuestro macroproyecto la Fundación Santo Domingo y la Fundación Pintuco son aliadas en este propósito.
La ciudad de quince minutos es un concepto propuesto por el colombiano Carlos Moreno, un urbanista, profesor en La Sorbona de París, quien está asesorando a la actual alcaldía de París a implementar sus ideas, que han tenido gran acogida mundial. El planteamiento básico es que en una ciudad sustentable el habitante debe estar a quince minutos a pie de todo lo que se requiere: educación, cultura, servicios médicos, parques, restaurantes y hasta el trabajo.
En 2022
Cebras peatonales
Lo que viene
Los dos parques de bolsillo son el inicio de una serie de ocho proyectados para la primera etapa del macroproyecto, nos explica Teremar. También falta cerrar detalles de la rotonda. Se piensa hacer un concurso para que los mismos vecinos decidan el color y el arte de las letras de Bicentenario.
Luego -específicamente en el proyecto +Vida- vendrá una segunda etapa enfocada en cómo el barrio a través de su vida económica local puede tener un desarrollo urbano diferente. Por ejemplo; cómo crear un mobiliario urbano para generar unos ambientes seguros y que además contribuyan a que los negocios de alrededor, como una pizzería o una panadería, tengan un espacio donde los vecinos consuman sus productos.
Medardo Julio:un pintor con iniciativa
Detrás del mural de Luis Díaz, nuestro jugador de la selección Colombia, que se puede ver desde la rotonda principal, hay una bonita historia y un muchacho con ganas de salir adelante.
Parkour: saltar para crecer
Quizás los hayas visto en nuestros espacios públicos: unos muchachos saltando, dando volteretas o haciendo figuras en el aire. Son nuestros traceurs, practicantes de un deporte relativamente nuevo y que está ganando auge en todo el mundo. Aquí también está ayudando a juntar jóvenes de distintos barrios.
Softbol para crear comunidad
Ir a jugar y a ver este popular deporte se ha convertido en un plan dominical infaltable para muchas familias del megabarrio Bicentenario y otros barrios cercanos. Allí los vecinos se juntan en un plan sano y van tejiendo lazos, quizás sin saber los nombres ilustres que han pasado por ahí.
Rejas y terrazas
La tradición de la terraza frente a la casa es muy cartagenera: un sitio donde recibir la visita, sentarse a charlar, tomar el fresco y saludar a los vecinos. En nuestro megabarrio las terrazas tienen unas acompañantes muy particulares en sus rejas ¿Quién las hace? ¿Qué piden los vecinos cuando se las encargan?
Tejedoras de vida
Habrá quienes vean el oficio de tejer y de hacer muñecas de trapo como un oficio menor, pero dos mujeres de nuestro megabarrio nos muestran dos caminos distintos para llegar a una vocación y a una valiosa fuente de ingresos.
Bachillerato: los caminos alternativos
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Sandra Gallego: educadora desde siempre
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