Parkour: saltar para crecer

Quizás los hayas visto en nuestros espacios públicos: unos muchachos saltando, dando volteretas o haciendo figuras en el aire. Son nuestros traceurs, practicantes de un deporte relativamente nuevo y que está ganando auge en todo el mundo. Aquí también está ayudando a juntar jóvenes de distintos barrios. 

Yoiser Manuel Julio Ríos, de diecisiete años, fue de los últimos en llegar al grupo, hace unos seis meses. Durante casi un año los vio entrenar casi todos los días frente a su casa, en la Supermanzana 74, aunque le daba vergüenza acercarse a preguntar, a pesar de que le gustaba lo que veía. Luego, viendo videos en internet se enteró de qué se trataba eso que practicaban frente a su casa. 

“Una vez vi que no estaban en la mañana, y comencé a hacer lo mismo que ellos, el mortal hacia adelante, o front flip, e intentar otras técnicas pero no podía a pesar de que lo intentaba”.

Terminó uniéndose por medio de un amigo que lo contactó y vió que estaba motivado. “Llevo siete meses y voy todos los días. Creo que el parkour me da más fuerza en los pies; antes yo caminaba hasta mi colegio en El Pozón y pasaba cansado. Ahora he ido con unos amigos y me siento normal, como que me fortaleció. También me ha ayudado a quitarme la pena de hablar. Por ejemplo, una vez fuimos al coliseo: unos muchachos estaban practicando los mortales y yo quería pedirles que me regalaran técnicas; si hubiera sido el yo de antes no hubiera dicho nada, pero esa vez sí me pude acercar; les hablé y ahí fue cuando pude sacar el back flip”, recuerda.

Moisés David Salas Reinel tiene dieciocho años y llegó hace cuatro con su familia a la Supermanzana 74. Es de los veteranos. “Estábamos caminando por ahí con mis amigos, y vimos entrenando al grupo de Keylon y Rubén y nos pareció interesante. Les preguntamos si podíamos aprender y así comenzamos a conocernos y a practicar en general. Esa fue la primera generación del grupo. Después de eso, uno del grupo tenía hija, otros trabajaban y así, entonces ese primer núcleo se desintegró y quedamos independientes con Keylon”.

“Después nos pasamos para las casas de dos pisos, en la Supermanzana 74 y empezamos a practicar ahí a diario desde hace año y medio, generalmente desde las tres hasta las cinco o seis de la tarde”. 

Como el parque no tiene muchos obstáculos ni lugares donde movilizarse ellos practican una variante del parkour que se llama free running, que consiste en moverse y hacer figuras que aquí son conocidas como ‘mortales’. 

Eso es lo que practicamos aquí en lo que armamos un parque, por eso es que la zona que tenemos allá le tenemos unas llantas; lo tenemos como parque para poder movilizarnos también.

“En general para practicar parkour se necesitan obstáculos, pero no son indispensables porque uno puede coger una mesita o silla y empezar a movilizarse en ella; aunque parezca que uno está haciendo loqueras eso puede considerarse parkour porque estas movilizándote de una forma bastante eficiente”, explica.

Jeremías Romero, de quince años, y Sebastián Andrés Portaflores, de dieciséis junto con un tercer amigo, Elías, llegaron desde Colombiatón. Allí hacían una que otra figura de parkour, pero les contaron del grupo de Bicentenario y acá vinieron para juntarse y aprender un poco más. Hoy valoran lo mucho que les ayuda la disciplina de un grupo y el conocimiento de alguien más veterano, como Keylon.

“Practicar solo no me gusta; no me da moral para tirar yo solo por ahí. Tal vez me vean raro si hago los movimientos en el barrio. Solo hago parkour cuando estoy en el grupo o a veces en mi casa cuando nos reunimos allá. Para mí el principal valor aquí es el trabajo en grupo. A mí algunas cosas se me dificultan como meter el trazo y la combinación de saltar obstáculos con secuencias y mortales. Quizás sea porque apenas estoy empezando y solo me sé los básicos: front, backflip y sike. Keylon es un maestro comprensivo; cuando hacemos las cosas mal nos da truco y nos enseña para hacer los mortales”, dice Sebastian. 

José Daniel Álvarez Ortega tiene quince años, estudia noveno grado en el Clemente Manuel Zabala y siempre ha vivido en Colombiatón. Su hermano Luis Carlos practicaba en El Pozón con Keylon. Por las redes sociales vio un video con ese grupo y le pidió que lo llevara, pero no practicaba porque le daba miedo. Solo quería ver, pero con el tiempo empezó a ensayar algunas figuras. “Luego Elías me dijo que acá por las torres practicaba una gente. A esa altura ya sabía más o menos, así que vine, me encontré con Keylon y me metí a practicar de nuevo con regularidad”.

“Lo que más me gusta son las secuencias, que son combinaciones de movimientos. En Colombia el parkour está bastante extendido; en Cartagena por el Coliseo de Combate hay personas que lo practican”, afirma. 

Keylon David González, a quien todos se refieren, es el líder del grupo. Vivió en Bicentenario, luego en Villas de Aranjuez y ahora en Nelson Mandela. “Como con mi familia no tenemos casa propia tenemos que estar arrendados y moviéndonos de vez en cuando”, explica.

Tiene veintiún años, esposa y una bebé. Comenzó desde muy chico a practicar. Mientras vivía en Bicentenario se encontró con Rubén Darío Meneses, con quien lideraron la primera época del deporte en el barrio.

“Hubo un momento en que él se mudó y yo quedé con el grupo a cargo. Pasó un tiempo y a los muchachos les gustaba bastante y aprendían rápido”, recuerda. Incluso hubo tres muchachas “pero como las familias son un poco conservadoras, no les gustaba que estuvieran tanto tiempo con una cantidad de hombres; les parecía que era un deporte demasiado brusco y que se podían hacer algún daño”, explica Keylon.

Luego, por diversas razones, ese primer grupo se fue disolviendo. Hace año y medio comenzó un nuevo proceso, que es el que hoy integra a estos jóvenes y a otros más, que llegan a sumar veinte personas.

“Les hicimos una presentación a la Fundación Santo Domingo y la Fundación CLEO -dedicada principalmente al rugby- quienes al comienzo nos colaboraron mucho, con uniformes, colchonetas, implementos de protección y un contrato para poder dedicarme a la formación de estos chicos”, dice.

Keylon destaca los valores que se trabajan en esta práctica tales como el respeto, la disciplina, la unión, la amistad y sobre todo la tolerancia pues hay quienes progresan rápido y otros que no: cada quien aprende a su ritmo. 

“En Cartagena tengo un par de compañeros que llevan más tiempo y hay otros en Barranquilla. A veces acudo a alguno de ellos para llenarme más de conocimiento y compartirlo con los muchachos. Cuando no estoy con ellos entro a YouTube y me guio por los deportistas profesionales como Dominic Tommaso o Sydney Olson; me gusta tomar algunas partes de sus técnicas en los movimientos y tratar de enseñárselas a los compañeros para ver si alguno le queda bien”.

“Eso es lo que más me gusta del parkour: que no es una disciplina de un solo estilo sino que se adapta a cualquier persona y estilo de vida; así como hay quienes practican parkour en edificios, otros que los practican en pueblos y hasta en la casa con mesas y sillas. El parkour se puede practicar con cuarenta o más años y hasta he visto casos de personas con obesidad que han empezado a practicarlo”.

Aunque es una práctica que se hace en espacios abiertos, el grupo requiere apoyos para mejorar: colchonetas más gruesas para los principiantes, implementos de seguridad o zapatos con suelas de goma. También quieren adecuar un espacio con obstáculos apropiados como llantas usadas y otros. Si está interesado en apoyar puede contactar a Keylon al 314 649 53 88

Recuadro

¿Qué es el parkour?

Es un tipo de entrenamiento y una disciplina física que consiste en ir de un punto A hacia un punto B del modo más eficiente y sencillo posible. Requiere saltar, trepar, correr, rodar, balancearse, caminar en cuatro patas y cualquier otro tipo de movimiento que demande la situación. Sus practicantes —llamados traceurs— deben combinar fuerza, velocidad, agilidad, coordinación, control y abundante creatividad. En cierto sentido se parece a las clásicas carreras de obstáculos que le dieron origen.

¿Dónde y cuándo nació el parkour?

En un pequeño pueblo de Francia, llamado Lisses, a finales de los años 80. Luego, en los años 90 se popularizó en películas, documentales y comerciales. 

¿Quiénes lo crearon?

El fundador de la disciplina fue David Belle, un actor, coreógrafo y doble de riesgo francés que se inspiró en los entrenamientos de obstáculos llamados parcours que hacía su padre -Raymond, un militar francés de origen vietnamita- como parte de su vida en la milicia. David se juntó con ochos jóvenes más, entre ellos Sebastién Foucan, que luego se separó para crear el Freeruning, la modalidad de parkour que se enfoca más en la estética y la habilidad que en la velocidad. 

¿En qué espacios se practica?

Aunque hay algunas pistas especialmente condicionadas en general los traceurs prefieren los entornos naturales o urbanos.

¿Qué estilos hay?

El Parkour Speed, cuyo principal objetivo es la velocidad y el Parkour Freestyle, que enfatiza en la originalidad, la habilidad y la creatividad.

¿A quién seguir en Youtube y redes sociales?

  • Dimitris Kyrsanidis, nacido en 1995 en Grecia y gran exponente de freerunning. 
  • Lynn Jung. El gran referente femenino tanto en parkour como en freerunning.
  • Dominic Di Tommaso o ‘Domtomato’, quien comenzó en 2007 tras haber estudiado ballet y patinaje artístico y trabajado a tiempo completo como recolector de basura.
  • Brodie Pawson. Australiano especialista en acrobacias de alto riesgo.
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Soy Bicentenario 2023

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