Bachillerato: los caminos alternativos 

Muchas veces nuestros jóvenes no pueden continuar sus carreras laborales o académicas porque las circunstancias de la vida les han impedido terminar la educación media: una mudanza, un embarazo o tener que ayudar en la economía del hogar, por ejemplo. Pero hay opciones a la mano para retomar el camino. 

Fundamentalmente hay dos vías: el bachillerato semestralizado o la preparación para validar mediante un examen en el ICFES que es similar al que presentan todos los bachilleres regulares al terminar sus estudios. El puntaje sirve igual para presentarlo ante cualquier universidad. 

El bachillerato semestralizado está más pensado para los jóvenes que están pasados de edad para el grado que van a cursar, como aquellos que suspendieron sus estudios por algún tiempo, perdieron algún par de años o han tenido algún tipo de problema con el sistema de educación regular. 

El certificado lo tiene que dar una institución debidamente registrada ante la Secretaría de Educación. Puede ser presencial o virtual, pero en ambas modalidades suele haber horarios, actividades y tareas por cumplir. 

Esta modalidad demanda menos tiempo que el bachillerato regular porque se concentra en los contenidos y deja de lado las actividades formativas que hacen parte del bachillerato en una institución regular. No hay educación física, ni materias artísticas, los campeonatos intercursos o las salidas de integración, por ejemplo. Esto es: se pierde buena parte del gozo de estudiar con los otros. Aquí hay que enfocarse en las guías, los ejercicios y las tareas.

La validación del bachillerato solo la pueden presentar mayores de edad y se hace en un solo examen que se convoca dos veces al año, usualmente en un domingo de marzo y otro de agosto, que se divide en dos sesiones de cuatro horas y media cada una. Hasta 2022 el costo era de 175 mil pesos. Está más recomendada para adultos que dejaron sus estudios por bastante tiempo. 

Aquí el propio estudiante puede inscribirse ante el ICFES si así lo desea y prepararse por cuenta propia, sin necesidad de intermediarios. 

Lo que hacen las instituciones es ayudar en la preparación, normalmente con unas guías especializadas y unos horarios regulares, pero no están en la obligación de expedir ningún tipo de certificado oficial, pues el único válido es el que expide el ICFES una vez presentada y superada la prueba. Ese resultado tiene la misma validez que un diploma de bachillerato de cualquier institución oficial.

En la página web del ICFES se pueden consultar cuadernillos con preguntas de práctica, ejemplos explicados e infografías que permiten conocer más y prepararse en la dinámica del examen, pero -atención- no en los contenidos completos.

Es decir: una cosa es saber cómo funciona el examen, en qué formato y tipo de preguntas, cuál es el puntaje, etcétera y otra cosa es haber estudiado todos los temas que allí se preguntan. 

Ahí es donde los institutos de validación pueden ser útiles porque llevan años recopilando y organizando información a partir de los exámenes anteriores del ICFES. En general saben qué temas son más frecuentes en las pruebas; ayudan a que el estudiante se enfoque y tenga un plan organizado de materias; algunos hacen simulacros con preguntas y condiciones muy similares a las reales y dan consejos útiles a la hora de enfrentarse al examen.

Pero igual, una persona determinada y organizada puede hacer su propio plan de estudios y preparación.

Lo que no es común es pasar el examen sin haberse preparado según las necesidades de cada quien: no es lo mismo tener 19 años y haber suspendido estudios en décimo grado, que tener 50 y haber dejado el estudio en el séptimo grado. 

El examen se compone de cinco pruebas: 

  • Matemáticas, con 44 preguntas. 
  • Lectura Crítica, con 36 preguntas. 
  • Sociales y Ciudadanas: con 44 preguntas. 
  • Ciencias Naturales: 52 preguntas.
  • Inglés: 45 preguntas

Y aquí hay dos buenas noticias. La primera es que cada una de las pruebas combinan conocimientos de diversos grados de bachillerato, usualmente en un contexto de comprensión de lectura y de análisis. Es decir, ya no hay veinte preguntas de química o física en las que predomina la memoria de fórmulas. 

La segunda es que el examen se aprueba con un solo puntaje global. Es decir: no hay que aprobar cada prueba por separado. Puede que inglés no haya estado bien, pero se compensa con buenas notas en otras dos o tres pruebas. 

El puntaje mínimo es de 30 sobre 60 puntos, que resultan de una compleja ponderación de las 221 preguntas de las cinco pruebas señaladas arriba.

Robinson Salguedo Rocha, de la manzana 75, optó por validar los grados décimo y once.

Bachillerato: los caminos alternativos

“Yo estudiaba en el Instituto Docente del Caribe, que queda por Piedra de Bolívar, pero la ruta me recogía en El Pozón a las 10:10 de la mañana y llegábamos allá casi a la una de la tarde. Tenía que almorzar antes de las diez y llegar aquí como a las ocho de la noche. Y encima tenía que pagar todos los días el transporte ida y vuelta entre El Pozón y Bicentenario”, explica.

Buscó un instituto en donde estudió los grados décimo y once. “Iba todos los días a las clases de lunes a viernes de siete de la mañana a doce del mediodía. El certificado me lo dio un colegio con el que había convenio”. 

Y ese punto es clave: hay que averiguar bien y tener las expectativas claras en cada institución porque hay muchas que no tienen un registro oficial ante la Secretaría de Educación y lo que hacen es preparar para las pruebas; otras tienen convenio con una tercera institución que es la expide los certificados oficiales.

“En el grupo de los que validaron conmigo éramos cinco, todos de Bicentenario y todos logramos. La mensualidad ahí era de unos setenta mil pesos”, explica Robinson.

Robinson presentó la prueba oficial del ICFES, que les corresponde a todos los que se han graduado de bachillerato, el pasado domingo 26 de marzo. “Yo digo que me fue bien en general, pero en inglés sé que no”.

Con el camino despejado, su primera opción es ingresar a la Policía Nacional. Si eso no se da, le gustaría hacer una carrera técnica en montacargas. También es bueno para la soldadura y para la cocina, así que tiene opciones. Su suegra reza para que gane una Beca Bicentenario y siga estudiando una carrera universitaria.

Recuadro

Recomendaciones

  • Validar el bachillerato no debe ser una salida fácil para los adolescentes. Requiere de mucha disciplina personal y una dedicación regular al estudio de los materiales académicos. Si se está en la edad y se puede terminar en un colegio oficial, muchísimo mejor.
  • Un mito es que la validación es un examen de ‘pinochazo’ y suerte. Nunca lo fue, pero menos ahora. Antes predominaban los contenidos y las respuestas de opción múltiple. Hoy el eje común son la comprensión lectora, el análisis y la argumentación. Igual se debe responder en formato de selección múltiple pero hay que prepararse pues las respuestas pueden ser bastante engañosas. No son tan simples como seleccionar una fecha o recordar el nombre de un libro.
  • Una referencia es que 55.000 colombianos se han graduado de bachilleres por este mecanismo. En 2020 se presentaron unas 8.000 personas y pasaron cerca de 2.000. Es decir: una de cada cuatro. La diferencia es la preparación. Ir al ‘pinochazo’ casi que garantiza perder la prueba. Ir bien preparado usualmente es el anticipo de pasar el exámen. 
  • Hay que inscribirse con meses de antelación. Por eso es clave estar atentos a la página del ICFES 

https://www.icfes.gov.co/web/guest/acerca-del-examen-prueba-validantes

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Soy Bicentenario 2023

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