VIDA DE PARQUE

El Parque Bicentenario comenzó en este 2023 su dinámica cotidiana, tras ser inaugurado en diciembre del año anterior. Se ha convertido en un espacio vital donde caben todos en paz y también un escenario para eventos de la comunidad.

La figura clave para que esto haya sucedido es Martha Bernal, una mujer santandereana con muchos años de vinculación con la Corporación para la Recreación Popular -una entidad de economía mixta, sin ánimo de lucro fundada en 1979- actualmente contratada para operar el parque.

Esta corporación es muy reconocida en Cali por su gestión del Acuaparque de la Caña, un ícono de la ciudad, con capacidad para cinco mil personas. Para darse una idea de su amplia experiencia, Martha fue la coordinadora de ese parque por varios años, así como de otros espacios en Bogotá y Bucaramanga. 

Esta institución caleña fue contratada por la Compañía Hotelera de Cartagena de Indias, responsable de la construcción, operación y mantenimiento del parque por los próximos treinta años, según un fallo judicial como una medida compensatoria por un caso previo.    

“Eso se logró por nuestra amplia experiencia en espacios públicos y privados, así como por nuestra visión social en programas y servicios en recreación y deportes como derechos fundamentales del ser humano”, nos amplía Martha.

El Parque Bicentenario tiene una extensión de más 17.415 metros cuadrados -casi dos hectáreas- de los cuales cerca de 3.400 corresponden a zonas duras, como edificaciones y mobiliario. Lo demás son zonas verdes, ciclorutas y espacios de circulación.

Le preguntamos a Martha qué tan distinto es gestionar el Parque de la Caña y el Parque Bicentenario. 

“Siendo tan gustadora de lo social he disfrutado mucho estar acá. Sé que este parque significa mucho para la comunidad y sus alrededores. Más que administrando, siento que estoy educando y enseñando a ser dolientes de lo que tienen acá, a cuidarlo, a que mañana cuando vuelvas esté la puerta abierta”.

Una señal de los cambios es tan sutil, como profunda: al abrir las puertas a las dos de la tarde, los chicos que ingresan a jugar fútbol saludan al personal y a la propia Martha. “Antes entraban sin saludar, ni volteaban a mirar. Todavía alguno que otro trata de burlarse, cuando tratamos de corregir un comportamiento, pero son pocos”.

A las pocas semanas de llegar a Cartagena, Martha se mudó a Parques de Bolívar, al lado de su sitio de trabajo. Hoy es una vecina más de Bicentenario.

El parque comenzó abriendo desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde. Pero la comunidad dictó que los tiempos fueran otros porque, por ejemplo, en las mañanas pasaba vacío, pero a las seis de la tarde aún había mucha actividad. 

Hoy las puertas se abren desde las dos de la tarde hasta las nueve de la noche, de martes a domingo. Si es festivo, la jornada de mantenimiento se pasa para el martes.

Además, para eventos especiales se abre en la mañana, si hace falta. Aquí se han celebrado el Festival del Dulce, una feria de emprendimientos, actividades de colegios e iglesias, por ejemplo.

Los martes y miércoles suelen acudir entre 350 y 400 personas; jueves y viernes, entre 500 y 700; el sábado, unas 800; y el domingo las familias se toman el parque y pueden llegar entre 1.200 y 1.500 personas.

Se ha convertido en un espacio seguro y de convivencia, en el que se alternan las escuelas deportivas con los grupos de muchachos que van a jugar, acordando horarios entre sí, respetando el tiempo de los otros. Igual hay apoyo del cuadrante de la policía en horarios con mucha concurrencia.

Posted in

Soy Bicentenario 2023

Leave a Comment