¿HABLAMOS DE EMBARAZO ADOLESCENTE?

Una joven en edad escolar que tiene un bebé compromete el presente y el futuro de los dos, según coinciden estudios y estadísticas: la probabilidad de que ambos permanezcan en la pobreza es muy alta.

Por eso, si se quiere ser efectivo en elevar el bienestar social y económico de una población, la reducción del embarazo adolescente debe ser una prioridad. Y hay que hacerlo al mismo tiempo que se atiende, se integra y se da valor a las jóvenes que han sido madres antes de los tiempos recomendables.

Un gran obstáculo es que en nuestro contexto hemos normalizado ver madres muy jóvenes: –Así pasaba antes y ya se verá la manera de salir adelante– dicen muchos. Pero que antes ocurriera con frecuencia no quiere decir que estuviera bien.

Los tiempos han cambiado y también las expectativas y aspiraciones de nuestros jóvenes: ahora hay que formarse más y mejor para lograr las metas y desarrollarse de manera plena como persona. Y un bebé a una edad muy temprana supone llegar a donde se quiere, pero con la responsabilidad de otro ser humano dependiente de uno las veinticuatro horas del día.

Otro obstáculo es el escaso diálogo entre padres e hijos. A los primeros les causa incomodidad el tema, no saben cómo abordarlo o creen que hablarlo es dejar la puerta abierta a las relaciones sexuales. Los segundos temen no ser comprendidos o escuchados y también les puede parecer incómodo, si no tienen confianza con sus padres.

¿Cómo estamos en Ciudad del Bicentenario al respecto? No se puede citar una medición específica porque eso va más allá de los alcances institucionales. Hay que remitirse a las cifras del DADIS para toda Cartagena (ver recuadro de cifras).

En resumen: hay una leve tendencia a la reducción en Cartagena, pero la proporción de embarazo adolescente aún es demasiado alta: uno de cada seis. Y la mayor proporción se da en sectores cercanos, como El Pozón y Olaya Herrera.

Por supuesto, la evidencia en Bicentenario está ahí: las jóvenes del barrio que quedan en embarazo temprano, principalmente los casos que se detectan en los colegios.

Una buena estrategia 

La Fundación Santo Domingo, de la mano de la Fundación Juanfe y los dos megacolegios del barrio, ha llevado a cabo desde un par de años una estrategia para retener en el sistema escolar a las jóvenes embarazadas y al mismo tiempo aprovechar su experiencia para que los demás jóvenes escuchen estos temas en unas voces que sienten más cercanas a ellos. En el recuadro de la página siguiente se detalla esta experiencia llamada Paso a Paso.

Ana María Ortiz, gerente de salud, de la Fundación Santo Domingo, nos cuenta cómo esta experiencia ha sido exitosa y atendió dos de las puntas de un triángulo que la fundación ve como la mejor manera de abordar el problema.

La primera punta del triángulo son las instituciones educativas, pues allí es donde está la gran mayoría de la población objetiva: los adolescentes, en primer lugar, pero junto a ellos los profesores y los padres de familia.

“Buscamos que sea un espacio seguro para hablar y para conocer. Lo primero es empezar a batallar con el mito de que la entrega de información es lo mismo que promover el inicio sexual temprano. Hablar no es incitar”, nos dice Ana María. “Otro frente de acción es el tema de violencia sexual, pues muchas veces los niños llegan sin saber qué es lo que está pasando ni cómo manejarlo”, agrega.

Una segunda punta son los servicios de salud, con la responsabilidad y la obligación que tienen respecto de los mecanismos de anticoncepción y la prevención de enfermedades de transmisión sexual. También del acompañamiento psicosocial y la salud mental.

“La tarea nuestra es que este sector haga lo que le corresponde y eso implica cualificación y concientización porque a veces los sesgos culturales o el desconocimiento se llevan por delante el criterio profesional y las políticas que se deberían implementar”, explica Ana María.

La tercera punta es la comunidad. “La pregunta aquí es cómo ayudamos para que las comunidades se vuelvan protectoras y no promotoras”. Una comunidad protectora es aquella que sabe cómo prevenir esta problemática y enfrentarla cuando ocurra, acercando y dando una red de apoyo a una jóven embarazada, en lugar de aislarla y negarle las oportunidades de seguir su progreso personal.

Las tres puntas de este triángulo tienen que actuar de manera coordinada. En la Fundación Santo Domingo consideraron que era momento de ampliar los alcances de Paso a Paso y a partir de este año están implementando una nueva fase con la Fundación Coontigo, vinculada a la EPS Coosalud, para atender las tres puntas.

También se ha trabajado con la Universidad Javeriana en un diplomado para acompañar a los adolescentes en el nada sencillo proceso de crecer. 

Otra iniciativa es ‘Dilo frentiao’ que usa el poder de las redes sociales, principalmente Facebook para hablar de manera abierta y tranquila sobre estos temas, entre otras estrategias de comunicación.

Embajadoras Paso a Paso

¿Qué tal si en lugar de aislar a una madre adolescente y sacarla del sistema escolar logramos que su experiencia y su testimonio impacten a otros jóvenes de su mismo entorno? Un razonamiento como ese estuvo detrás de una estrategia muy exitosa que se implementó en Bicentenario en alianza con la Fundación Juanfe: las embajadoras Paso a Paso. 

Mariana Barrios de Ávila fue una de ellas. Llegó al barrio hace siete años con su familia. Quedó embarazada a los dieciséis años, cuando cursaba el grado 11. Hoy su hijo tiene casi cuatro años.

“Las embajadoras Paso a Paso íbamos a los colegios de Bicentenario y otros barrios del sector para compartir con los estudiantes información sobre enfermedades de transmisión sexual y embarazos a temprana edad”. 

“Les compartíamos también nuestras historias de vida, con el objetivo de que tuvieran un impacto en ellos; que cayeran en cuenta de que el embarazo a temprana edad no es algo fácil y es de mucho riesgo para su salud. Que es importante tener y vivir cada cosa en su tiempo; que estudien, que sigan con la progresión de su vida pues las cosas llegan a su tiempo”, nos cuenta.

“Íbamos a los colegios en los horarios de clase y a cada salón entrábamos tres chicas: un día a noveno grado, otro a décimo y otro a undécimo. Al ser colegios cercanos muchos estudiantes nos conocían de antes. Luego algunos solían acercarse en más confianza, a preguntarnos de manera más personal, que cómo podían hablar con sus padres, ganarse su confianza. Era más importante ese contacto que la misma clase”, recuerda.

Se trató de un grupo de 25 madres adolescentes que como parte del programa estudiaron carreras técnicas y la mayoría hoy está empleada. Mariana, por ejemplo, terminó Hotelería y Turismo. Ahora por las mañanas estudia un diplomado en gestión turística y hotelera y en las tardes trabaja en un restaurante.

La experiencia de ese grupo culminó en febrero pasado. Ahora se amplía con un proyecto de más alcance en alianza con la Fundación Coontigo.

Consejos

Los padres de familia deben comenzar por derribar el mito de que hablar de sexualidad con adolescentes es incentivarlos a que tengan relaciones tempranas. Es exactamente lo contrario: a mayor información y conciencia de los riesgos suele haber mayor responsabilidad.

Hay que incentivar el diálogo y la confianza con los adolescentes; que sientan que pueden hablar de estos temas sin ser juzgados o que la respuesta sea un inmediato regaño o castigo. Si como padre no hablas con ellos, tendrán que averiguarlo por sí solos o a través de sus amigos y compañeros, que suelen tener las mismas dudas y confusiones que ellos mismos.

Los padres deben entender que la educación sexual y afectiva comienza en casa, no es una tarea que se le delega al colegio, aunque este haga todo lo que esté a su alcance.

Por ello los padres deben aprender lo que esté a su alcance sobre métodos anticonceptivos, prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazo. Si hay confianza, van a ser los primeros a quienes acudan sus hijos buscando una información. También es buena idea ser activos y acompañarlos a la consulta o al personal especializado, sea la EPS, el Centro de Salud o una institución idónea, como Profamilia.

Hay que estar supremamente atentos a señales de abuso sexual. Lamentablemente la experiencia y las estadísticas señalan que los abusadores pueden estar en el entorno cercano, incluyendo familiares. El primer consejo al respecto es creerle al menor que se queja de que alguien cercano está teniendo conductas indebidas. 

Muy importante para los adolescentes: tener un hijo no debe ser visto como la manera de “amarrar” a otra persona, como una vía de escape del hogar paterno, o como una forma rápida de pasar a la adultez y la independencia. Cada cosa en su tiempo y a su ritmo natural.

Tener un hijo a temprana edad no es un juego: la evaluación de los riesgos y las consecuencias es algo que todavía está en construcción en la adolescencia. Un hijo trae riesgos y cambios a nivel físico, emocional y de proyecto de vida. Las madres jóvenes lo tienen más difícil para continuar estudios y desarrollar una vida profesional plena.

Profundizar juntos en el conocimiento de los Derechos Sexuales y Reproductivos, como parte de los Derechos Humanos que se reconocen desde las mismas Naciones Unidas.

Las cifras

Embarazos registrados de adolescentes (10 a 19 años) en el primer semestre de 2023 en Cartagena, según  el DADIS: 1.079. En el  mismo período de 2022: 1.369. En 2021 (post pandemia):  1.988.

40 de los casos de 2023 corresponden a la franja de los 10 a 14 años. “Todos estos casos son producto de un abuso sexual o en el marco de relaciones inequitativas”, consideran desde el DADIS. La relaciones sexuales con  menores de 14 años están tipificadas en el articulo 208 Código Penal así: El que acceda carnalmente a persona menor de catorce (14) años, incurrirá en prisión de doce (12) a veinte (20) años.

En Colombia, una de cada cinco madres es adolescente, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de 2015. Aunque ha habido mejoras en estos años, la proporción en 2023 no parece ser fundamentalmente distinta.

En 2022, según cifras del DANE, en Colombia se registraron 4.169 embarazos en la franja de los diez a los catorce años, y 93.096 en la de 15 a 19 años. Juntas categorías son el 17,3 por ciento de los embarazos totales. Esto representa aproximadamente 1 de cada 6 embarazos, cifra similar a la que traemos en la última década, con leves mejoras.

Las muertes perinatales son un 50 por ciento más altas en recién nacidos de madres menores de 20 años, comparado con los recién nacidos de madres de entre 20 a 29 años, según la  Organización Mundial de la Salud.

En 2022 y 2023 los barrios con más casos de embarazo adolescente han sido El Pozón, Olaya Herrera y Nelson Mandela.

En el primer semestre de 2023, 189 adolescentes en Cartagena tuvieron embarazos subsecuentes, es decir un segundo o hasta tercer embarazo antes de los 19 años.

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Soy Bicentenario 2023

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