UNA GENERACIÓN COMUNICATIVA

GCO URBANA es el colectivo de comunicaciones organizado por un grupo de jóvenes que quiere contar la vida de nuestra Ciudad del Bicentenario y ellos mismos aprender y crecer en el camino. 

Comenzaron a reunirse en abril de este 2022 en un proceso acompañado por la Fundación Santo Domingo y la Fundación Gabo, creada por nuestro premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez y convertida desde hace casi tres décadas en un gran referente para el periodismo de toda Iberoamérica. 

El contraste es interesante: una institución de alto nivel en periodismo trabajando con unos jóvenes que apenas comienzan. A Gabo le hubiera gustado pues justamente creó su fundación para que los más veteranos intercambiaran sus ideas y experiencias con los periodistas que iniciaban su carrera. 

El grupo se encargó primero de pensar cómo concretar las ideas, pues hay muchísimas maneras de hacer periodismo y comunicación comunitaria. “Al principio pensamos en crear un periódico pensado para los adultos mayores que no supieran leer; crear actividades lúdicas con la comunidad o ayudarnos a no ser estafados en las redes sociales”, recuerda Elías Mejía Borja

Elías tiene 15 años, vive en Villas de Aranjuez y hace parte del colectivo desde sus inicios junto a Marcos Ortega Liendro. “Al principio contamos con el apoyo de la Fundación Gabo y con las ganas que todos los jóvenes teníamos de participar”. 

Marcos, de diecinueve años, vive en Ciudad del Bicentenario y recuerda que cuando empezaron eran quince jóvenes. “Señalamos lo que nos gustaba y lo que no nos gustaba del barrio para ver cómo podíamos mejorar, resaltando las cosas buenas”. 

Marcos es bachiller de la Institución Educativa Clemente Manuel Zabala y tiene proyectado seguir estudiando; dentro del Colectivo se divierte y aprende. “Es un pasatiempo bien bacano y sería bueno seguir adelante con este proyecto, porque de cierta forma nos hace crecer como compañeros”. 

Kevin Andrés Arias Mendoza, de dieciocho años agrega: “Inicié en el colectivo de comunicaciones cuando estaban realizando las propuestas de valores, lo que teníamos para ofrecerle al equipo como personas. En el proyecto me siento motivado a traer nuevas propuestas, cada actividad me anima más”. 

A sus dieciséis años Kevin José Caraballo Meneses estudia undécimo grado de la Institución Educativa Soledad Acosta Samper. “Llegué a Bicentenario siendo un bebé. Entré al colectivo por recomendación de una profesora y me interesó porque quiero estudiar algo similar a esto”.

En aquel momento el grupo se llamaba ‘Colectivo de Comunicación de Ciudad del Bicentenario’, nombre que cambiaría cuando se vincularon a Facebook e Instagram y empezaron a desarrollar sus proyectos. “Decidimos llamarnos Generación Comunicativa de Ciudad del Bicentenario – GCO URBANA, cuenta Kevin Caraballo. 

“En redes sociales la actividad que más funcionó fue una canción de mi compañero Marcos que habla sobre nuestro barrio y lo que somos. La canción tiene una pista de rap y próximamente viene el video”, cuenta Kevin, quien se inscribió en la Universidad de Cartagena y en Bellas Artes, para intentar seguir camino en comunicación social, producción audiovisual o eventualmente por la actuación. 

A Leyber Torres, de diecinueve años y habitante del sector de las Torres, la llegada al colectivo le sirvió para concretar ideas, con el uso de la tecnología como guía. “El objetivo principal era comunicar, a través de nuestro punto de vista, lo que pasaba en la comunidad”. 

Como colectivo han participado en muchos proyectos y tienen otros en planeación. Este año realizaron el cubrimiento de la tradición Ángeles Somos; estuvieron en las diferentes manzanas del barrio tomando fotos, registrando videos y compartiendo con la comunidad. 

A Leyber le apasiona la fotografía. “He mejorado en el manejo de la cámara, del escenario y la luz; todo eso lo he aprendido en el colectivo. Nuestro objetivo es lograr que más jóvenes se unan”, enfatiza. 

Y es justo ese objetivo el que le permitió a Cherind Julio Iriarte, de quince años, sumarse al grupo. “Cuando llegué yo no hablaba, era la más penosa; pero me fui integrando y me solté más. Empecé a compartir mis ideas con mis compañeros”. 

Cherind cursa octavo grado en la Institución Gabriel García Márquez y no duda en señalar que dentro del colectivo la voz de todos importa y que las ideas se mejoran en equipo. “Lo que más me motivó a entrar fue mi interés por la fotografía y aquí se me ha despertado el gusto por la comunicación”. 

En cuanto a Mayerlis Blanco Robles de veintiún años, originaria de El Carmen de Bolívar, llegó al colectivo atendiendo la invitación de Cherind, su vecina. “Tengo tres años viviendo en Bicentenario y me he tenido que adaptar; en el pueblo las personas son más alegres y unidas. Un día Cherind llegó a mi casa y me dijo: –Acompáñame al colectivo–. Como yo no tenía nada que hacer, acepté. Me quedó gustando y seguí viniendo”. 

A Mayerlis la convenció la manera en la que el grupo se comunicaba, cómo trabajaban en equipo y respetaban a sus líderes. “De la comunicación lo que más me gusta es el video y me gustaría dedicarme a eso en unos años”. 

El colectivo le ha permitido a los jóvenes dejar atrás su timidez y abrazar su autoconfianza. Con dieciocho años, Carla Lorena Coronado Herrera, quien estudia Licenciatura en Educación con énfasis en Ciencias Sociales y Ambientales en la Universidad de Cartagena, encontró en el colectivo un espacio que le enseñó a comunicarse. “No soy de hablar mucho y aquí he logrado comunicar mis ideas; además, en la universidad pongo en práctica lo aprendido a la hora de hablar en público. Esa ha sido la base de todos nuestros proyectos”.

Alguien que también ha crecido en el grupo, ha sido la modelo y estudiante de ingeniería industrial de Unicolombo, Yuliana Isabel Carmona Pineda, de dieciocho años, quien se sumó después de que sus hermanas, de catorce y dieciséis años, le compartieran todo lo que el colectivo les brindaba. “Ellas estuvieron mucho antes; yo quería venir porque me interesaba el cuento de la comunicación, pero no podía porque estaba ocupada con las clases, hasta que organicé mis horarios”. 

Yuliana vive en el sector La Sevillana y reconoce que el colectivo ha fortalecido su expresión oral, lo que ha mejorado la manera en la que realiza sus presentaciones en la universidad. Una de sus experiencias más significativas ha sido participar en la mesa editorial para armar cronograma de actividades. 

“Con Ángeles Somos demostramos nuestra capacidad de liderazgo y el compromiso con el equipo, todos cumplimos nuestro papel. Quiero que este proyecto siga creciendo, que sigamos alcanzando objetivos y apostándole a la transformación de nuestras comunidades”. 

La más nueva en el grupo es Elizabeth Padilla Valiente, de diecisiete años. “Entré al colectivo porque un día acompañé a mi tía, que está con la fundación, a entregarles unos refrigerios; ella preguntó de qué se trataba el colectivo y me propuso que participara mientras esperaba ingresar a la universidad”. 

En ese momento los chicos ya habían creado las redes sociales y los proyectos para las festividades de noviembre; por lo que la primera actividad de Elizabeth con el colectivo fue Ángeles Somos. “He aprendido a expresarme mejor, soy una persona muy cerrada, pienso muchas cosas, pero me las guardo cuando no tengo confianza. Aquí he aprendido a soltarme mientras escucho las opiniones de los demás”. 

Actualmente los jóvenes trabajan en la idea de crear un punto de comunicación llamado ‘La Esquina del Chisme’ que les permita publicar los problemas que vive la comunidad e informar sobre ella. 

El colectivo cuenta con la guía de dos facilitadoras del proceso; una de ellas es Steffy Bonfante Luna, comunicadora social de la Universidad de Cartagena y asistente de proyecto de la Fundación Gabo, quien señala que ha sido un proceso de transformación para todos. 

“He estado desde el inicio y nos hemos dado cuenta de la cantidad de talento y conocimiento que ellos tienen para mostrar al resto de Cartagena y para derribar ciertos estigmas sobre el sector”. Steffy conocía Bicentenario por su trabajo como voluntaria de la Cruz Roja, pero nunca había participado en un proyecto que abordara las dinámicas culturales de la población. 

Actualmente el grupo está conformado por trece chicos muy comprometidos. Hubo una primera experiencia en la que los chicos se dispersaron antes de avanzar en el proceso, como sí se ha logrado en esta ocasión. “Nosotras estamos aquí para brindarles acompañamiento y aportar a su fortalecimiento; pero son ellos quienes dictan el ritmo de lo que deben aprender y las herramientas que necesitan”.

“Varios chicos que estuvieron desde el inicio, se fueron retirando porque consiguieron empleo y lamentablemente el tiempo no les alcanzaba; además, por la naturaleza del territorio tienen distintas prioridades. Jóvenes como Jesica y Larry, quien es diseñador y aportaba bastante a la parte creativa del grupo, tuvieron que retirarse porque necesitaban laborar”. 

Sin embargo, nuevos jóvenes fueron mostrando total disposición para sumarse al proceso, por lo que se le dió continuidad al acompañamiento del que también hace parte la barranquillera Roxana Osorio Rincón, comunicadora social, periodista, docente universitaria y maestra en comunicación con línea de investigación en nuevas tecnologías. 

“Nos llamaron desde la Fundación Gabo para hacer parte de este proyecto inspirado en ‘Cronicando’, un modelo de periodismo con niños y jóvenes que hace seis años funciona en el barrio Nelson Mandela. También estamos trabajando con el Colectivo de Comunicaciones de Barú, en la misma línea”, explica Roxana. 

Para Roxana y Steffy los primeros meses fueron bastante retadores por la falta de un colectivo consolidado. Hoy Roxana se muestra orgullosa de lo que los chicos han logrado en tan poco tiempo; cómo se han abierto, comprometido y convertido en compañeros de equipo. “Nuestra parte en el proyecto va hasta diciembre por temas contractuales. Por esa razón hemos hablado con ellos para que sigan adelante, también sobre el autofinanciamiento que pueden obtener a través de convocatorias; pero nuestro deseo es seguir acompañándolos”, remata Roxana.

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