UN PREMIO AL TRABAJO

El Premio Nacional de Responsabilidad Social Camacol se le concedió este año a Proyectarse -que opera en Ciudad del Bicentenario- en la categoría de Mejor Programa de Gestión con la Comunidad. 

Proyectarse es el programa de la Fundación Santo Domingo que desde hace nueve años impulsa oportunidades de generación de ingresos a través de la formación y la vinculación laboral para los habitantes de Ciudad del Bicentenario, Villas de Aranjuez y Barú. 

El premio es muy importante en el sector y se gana en una competencia reñida que primero declara ganadores en las distintas regiones colombianas, que luego compiten en la final. Entre los exigentes criterios que se evalúan están: Impacto, Innovación, Participación de la comunidad, Compromiso, Sostenibilidad, Modelo o ejemplo y Replicabilidad. 

La ceremonia de premiación se realizó en octubre durante el pasado congreso anual de la Cámara Colombiana de la Construcción, en Barranquilla. 

Dolly González, gerente de Desarrollo Social en Ciudad del Bicentenario explicó que “con Proyectarse le hemos apostado al acompañamiento y a la formación a la medida, acorde a la demanda de los diferentes sectores socioeconómicos y con el apoyo de aliados estratégicos destacados, que nos ayudan en el propósito que tenemos de brindar mayores oportunidades y bienestar a los cartageneros y cartageneras”. 

En efecto, Proyectarse se ocupa de articular oportunidades entre el mercado laboral cartagenero y los habitantes de estos territorios. Por una parte está detectando permanentemente qué sectores están ofreciendo oportunidades y por otra, ayuda a formar a nuestros vecinos en asuntos que van desde elaborar una hoja de vida y cómo presentar una entrevista hasta cursos en campos de trabajo específico. 

En el último balance se sumaban 2.318 empleos conseguidos mediante la vinculación de 239 empresas y la formación de casi mil personas en habilidades sociales para la vida y el trabajo. 

Al frente de este proyecto está Freddy Anaya y Ana Buelvas, coordinador y profesional de Oferta y Demanda, respectivamente, y un equipo de trabajo más amplio. 

“Tenemos experiencias de éxito, como el caso de una mujer desempleada, sin ningún tipo de ingresos, a quien se le brindó capacitación y se vinculó laboralmente. Muchas cosas en ella cambiaron: hoy se expresa mucho mejor, es más segura y hoy su hija puede estudiar en mejores condiciones”, nos cuenta Freddy. 

En revistas anteriores hemos contado algunas de esas buenas experiencias, como la de Aleyda Navarro, quien consiguió empleo en servicios generales en Parques de Bolívar; el de Óscar Enrique Sayas, quien tomó los cursos respectivos y ahora trabaja con contrato

permanente en un conjunto residencial como jardinero y piscinero; o el de Lina Marcela Escobar, operaria de aseo en Institución Educativa Rosedal, que gestiona el Minuto de Dios. 

Carlos Alfredo Quesedo Bolaños ha sido otro de los beneficiarios. “Mi experiencia fue muy grata. Gracias a este proyecto estoy empleado actualmente. En las clases nos enseñaron cómo defendernos en el ámbito laboral, manejar los problemas y buscarles una solución inmediata, pero efectiva”. 

“Pero también nos formaron para el hogar y la vida personal como definir el futuro propio a corto, mediano y largo plazo, tener metas concisas y precisas y estar siempre atentos a lo que viene más adelante, planear y proyectarse”. 

Carlos está trabajando hace seis meses como piscinero en el conjunto residencial Monte Sion, cerca de la Terminal de Transporte, con la empresa Persocaribe. Trabaja los fines de semana, pero compensa lunes y martes, que se suma a un horario en el que sale a las cinco de la tarde. “Una calidad de empresa, muy grata. Con esos horarios tengo tiempo de compartir con mi familia, a las cinco y media ya estoy con ellos”, valora Carlos.

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