Un satélite de contaminación

El basurero satélite, que era una solución temporal, se ha convertido en un dolor de cabeza para los vecinos. ¿Qué está pasando allí? ¿Cuáles son las posibles soluciones? 

El fondo del problema es que los grandes camiones de basura no pueden entrar en los callejones peatonales ni en calles estrechas.  Entonces, los carretilleros de Pacaribe pasan por estos sectores para recoger la basura y acumularla para que el camión grande la recoja regularmente. Para eso se designa un basurero satélite.

Pero a la voz de que en cierto punto se depositan los residuos cada quien va arrojando lo suyo: escombros, colchones viejos, llantas, los despojos de una poda de árboles y hasta animales muertos se han encontrado allí.

Esto ocurre, como todos sabemos en el barrio, en el punto de la rotonda donde se continuará la doble calzada que nos conectará con el tejido vial de la ciudad. Por tanto no se puede pensar en construir allí un amoblamiento urbano como un parque o una alameda.

“Sacarlo también es un problema. Si así fuera ¿en qué otra parte lo podemos poner?”, nos dice Luis Alberto Martínez Soto, líder comunitario de Villas de Aranjuez, quien vive a pocos metros del mismo.

“Este basurero tan feo que tenemos aquí afecta a ambas comunidades. Si queremos ir al D1, por ejemplo, que queda del otro lado, tenemos que pasar por este pedazo hediondo”, dice. Las constantes lluvias de los últimos meses tampoco ayudan, pues se empozan y hacen más duraderos los malos olores.

Al frente nuestro están los montones de basura, tierra y desechos que crecen todos los días. “La empresa de aseo cumple con su cometido de venir a recogerla, pero la gente llega a dejarla a la hora que sea, incluso de otros barrios, pasan en una moto, tiran su bolsa y siguen su camino”.

El problema, además, tiende a crecer. En la vía de entrada al barrio, frente a la manzana 72 ya empiezan a acumularse desechos en medio del separador. Alguien dejó unas ramas, otro unas tejas rotas y por ahí se va armando un espacio en el que algún otro pensará que puede arrojar sus propias basuras. 

Señales promisorias

Yerlis Andrea Paternina es trabajadora social de la Universidad de Cartagena y vecina de Bicentenario. Es la gestora social del proyecto + Vida, de la Fundación Pintuco y la Fundación Santo Domingo. Ha venido trabajando con esta problemática y nos ayudó a comprender los puntos fundamentales.

Junto con instituciones como las fundaciones Resplandece una Luz y Fundación María Ana organizaron reuniones comunitarias; trabajaron en talleres con los niños -que suelen ser los más entusiastas-; lograron una jornada en la que Pacaribe trajo máquinas retroexcavadoras y dejó limpio el terreno; en otra jornada organizaron para pintar y mejorar en lo posible el lugar, dando el mensaje de que es un sitio comunitario no una tierra de nadie.

Saben que entidades públicas como el Establecimiento Público Ambiental -EPA-, Pacaribe o la Policía, haciendo cumplir el Código Nacional de Policía y Convivencia, deben tomar responsabilidad en la solución definitiva, pero al mismo tiempo, que esa no es excusa para quedarse esperando cruzadas de brazos. Nada, sin embargo, será posible sin una participación de las comunidades y sus líderes, dice Yerlis.

Luis Alberto señala que tras estas acciones se logró un mejor flujo de camiones de parte de Pacaribe y eso es una buena señal. Yerlis agrega que la solución no pasa solo por quejarse y señalar responsables, sino por saber conciliar y mostrarse también como parte de la solución.

¿Y qué hacer?

Si asumimos que la solución definitiva no llegará mañana mismo hay acciones nuestras que ayudarían a mitigar un poco el problema.

  • Separar los residuos: verduras, restos de comida y orgánicos en un lado y los reciclables como plástico o papel en otra bolsa. Así los recicladores no tienen que abrir y romper las bolsas para sacar lo que les interesa y dejar el resto desperdigado, como es una mala práctica actual. 
  • Ayudaría mucho atenerse a sacar la basura los martes, jueves y sábados, que es cuando vienen los camiones recolectores. Entre más tiempo esté acumulada la basura, más crece el problema. 
  • En general hay que distinguir los residuos compactables, es decir los que pueden ser comprimidos dentro del camión, de los no compactables. La basura común de una casa es compactable. Un basurero satélite está hecho para estos, no para los segundos.
  • Para disponer de los residuos no compactables como llantas, colchones o escombros hay que llamar al número 642 43 00 para organizar la recogida. Hay que pagar una tarifa distinta, no muy alta, pero es la manera correcta y que más ayuda a la comunidad y al cuidado ambiental.

De hecho, este septiembre Pacaribe anunció la incorporación de dos nuevos camiones con capacidad de trece metros cúbicos de materiales no compactables en cada viaje, que se suman a los que ya vienen funcionando solo para este tipo de residuos.

  • Los negocios minoristas deben desechar sus productos de una manera más organizada, con reciclaje activo de su parte. El basurero satélite no tiene como función recibir los bultos de verduras o alimentos que se están dañando. Estos promueven la infestación de insectos, roedores y de animales en busca de alimento. Los líquidos que destilan, conocidos como lixiviados, contribuyen con el mal olor y la contaminación en el sector.
  • Luis Alberto propone podar el monte que está sobre la proyección de la avenida para generar unas canchas sencillas de deporte que les sirvan a los jóvenes mientras se construye la avenida. Eso, piensa, ayudaría a normalizar un poco el sector y por ende, a despejarlo de su condición de basurero abierto.
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Bicentenario

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