¡Tintililillo!

La tradición de Ángeles Somos, que Ciudad del Bicentenario celebra todo los años, tiene en este 2022 la mejor compañía posible: Rosita Díaz de Paniagua, su gran promotora en Cartagena, y Mónica Palomino, la fundadora de La Lupa Curiosa, juntaron esfuerzos para que nuestra comunidad la festeje por todo lo alto.

Es cierto, Ángeles Somos es una tradición antigua y dispersa por nuestra región Caribe. Pero hace cuatro décadas venía de capa caída en Cartagena, opacada por el Halloween foráneo. Entonces apareció Rosita, recién graduada de sociología en Medellín y quien a su regreso quiso ayudar con algunos procesos pedagógicos y culturales de la ciudad. Hoy, como directora del Observatorio de Infancia y Adolescencia, sigue luchando por fortalecer esta tradición.

Conversaciones suyas con diversos alcaldes y funcionarios, con maestros y comunidades lograron que la llama de Ángeles Somos  recobrara fuerza en toda la ciudad y que ahora –con su esfuerzo y el de su esposo, Raúl Paniagua– está muy cerca de convertirse oficialmente en Patrimonio Cultural de la Nación.

Rosita sabe que la fiesta ha prendido en Bicentenario como una buena planta, con vecinas que han asumido el liderazgo del sancocho comunitario y de organizar a los niños para recolectar  ese día la yuca, el ñame y los demás ingredientes de casa en casa. 

A nuestro macroproyecto llegaron con el apoyo de la Fundación Santo Domingo, que a su vez articuló con las instituciones educativas Jorge García Usta y Gabriel García Márquez. A Rosita la entusiasma que aquí podrá llevar el proceso a otro nivel, de la mano de los colegios, los profesores, los niños y los hogares. 

En alianza con el periódico infantil La Lupa Curiosa creó una metodología con veinte indicadores, para evaluar los logros del proceso. Se trata de ir más allá del sancocho y llegar al fondo de la tradición, de manera que se entienda el porqué y se ayude a los procesos de aprendizaje de los niños.

Cero a noventa y nueve

Será la primera vez que La Lupa Curiosa pase de su habitual formato digital, que ha sido muy exitoso, a uno impreso. Mónica Palomino, su fundadora y directora, nos dice: “nos tiene muy contentos que la primera edición del periódico impreso sea un especial de una tradición y un patrimonio local cartagenero e infantil, que va con la misión del periódico”.

La Lupa Curiosa nació en medio de la pandemia y muy pronto, mediante distintas iniciativas, llenó un espacio para fortalecer las habilidades intelectuales y sociales de los niños de Cartagena, principalmente de los sectores más populares, con aliados como El Universal o El Bolivarense, las Juntas de Acción Comunal, entre muchos otros.

En el caso de Ángeles Somos para la comunidad de Ciudad del Bicentenario la idea es que los niños y sus familias “tengan una comprensión de lo que van a vivir, porque en el momento todo el mundo vive la tradición, pero de pronto no se entiende su sentido y esencia. Si queremos que no se pierda la celebración es muy importante tener claros esos referentes”, dice Rosita.

En particular esta edición estará dirigida a niños entre los nueve y los trece años –cuarto de primaria a séptimo de bachillerato– y a los profesores y familiares que harán parte del proceso. Se distribuirá y harán parte del proceso didáctico las comunidades de Bicentenario, Barú y Getsemaní.

En particular esta edición estará dirigida a niños entre los nueve y los trece años –cuarto de primaria a séptimo de bachillerato– y a los profesores y familiares que harán parte del proceso. Se distribuirá y harán parte del proceso didáctico las comunidades de Bicentenario, Barú y Getsemaní.

“Esas son las edades críticas en donde los niños están en un proceso lector y un pensamiento crítico un poco más avanzado; sin embargo, esta primera edición habrá mucha información sobre esta tradición que les compete desde los cero hasta los noventa y nueve años”, señala Mónica.

La idea es que los niños y jóvenes no lo lean solos y como una actividad puntual en clase sino que lo lleven a casa, compartan con los adultos y realicen juntos algunas de las actividades. En los contenidos se incluirá la receta tradicional del sancocho, pero también una versión de ‘basura cero’, para conectar con las preocupaciones medioambientales.  

El proceso comenzará a mediados de octubre. La celebración en sí misma se hará como siempre, con la organización comunitaria desde el barrio, pero el objetivo claro es que en ese momento haya mucha más conciencia del sentido de esa tradición y de sus pormenores. Hasta mediados de noviembre se haría la medición de los veinte indicadores para ver hasta qué punto fue exitoso el proceso y a partir de ahí empezar a soñar con el Ángeles Somos de 2023.

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