¡Nuestras celebraciones!

Se acerca el último bimestre del año, con sus celebraciones y fiestas tradicionales. ¿Cómo se ha construido el tema de la recreación y las festividades en un barrio que –como el nuestro– surgió desde cero y juntando a tanta gente diversa? ¿Cómo vamos a celebrar este cierre de 2022? 

Gina González Smykle y su hijo de cinco años llegaron a Ciudad del Bicentenario el 10 de enero del 2011, reubicados por la ola invernal del barrio San Francisco. Primero vino a cuidar la casa de alguien que no quería mudarse, mientras le salía la suya. Entonces el barrio solo estaba compuesto por esas manzanas y los habitantes eran pocos. “Pero estábamos con la ilusión de que teníamos un hogar, una casa propia acá”, nos dice. 

“Un día lunes, el niño se escapó a jugar. Fui a buscarlo desesperada y cuando me di cuenta  venía feliz con una niña; había pasado menos de media hora, pero yo los sentí como largos días. Traía una gaseosa y un Detodito, me dijo que un señor se los había regalado solo por jugar. Yo me asusté por tantas cosas que se han visto. Le pedí que me llevara donde ese señor y ahí me di cuenta de que era Damar Ramírez, el trabajador social de la Fundación Santo Domingo que estaba haciendo unas vacaciones recreativas”. 

Las convocatorias se hicieron calle por calle el viernes anterior, pero Gina no se enteró porque había llegado el domingo. Después del susto y de entender de qué se trataba, ella se comprometió a llevar a su hijo a las actividades de la fundación. “Me gustó mucho lo que hacían, porque en ese momento muchos niños estaban sin estudio por falta de cupos y se encontraban sin hacer nada”. 

“Llegar a un lugar donde solo consigues personas extrañas, grillos, culebras y quizá hasta algún grupo de jóvenes haciéndose daño entre ellos mismos, no fue fácil. Algunos habitantes teníamos temor de soltar a nuestros hijos, pero empezamos a buscar estrategias de convivencia y ahí entró todo este tema de cultura y recreación”.

Con el paso del tiempo decidió sumarse al proyecto como promotora social y ayudar a su fortalecimiento. Junio y diciembre eran los meses en los que los niños y niñas disfrutaban de esos espacios. “Empezamos a reclutar mamitas y personas de otras supermanzanas; en cada una había un grupo de mujeres encargadas de realizar las actividades en los parqueaderos”.

Reinas y ángeles

Para ese entonces, Ciudad del Bicentenario contaba con su representante en el Reinado de la Independencia, una joven que dio a conocer a su comunidad ante la ciudad. “Aida María trabajó fuertemente para cubrir sus gastos como participante, porque el barrio no tenía Junta de Acción Comunal. Ella formó su hogar al lado de un profesor de la comunidad y sigue viviendo aquí”. 

En el siguiente año la población creció muy rápido, así que se vieron en la necesidad de crear una junta y para el siguiente reinado se realizó un despliegue cultural en el barrio, dando inicio a las Fiestas de Independencia dentro de la comunidad. “Hicimos el primer Cabildo con jóvenes, adultos, niños, los CDI y los colegios. La reina era Daniela Villadiego, la coronamos oficialmente con la emisora local e hicimos una comparsa que la acompañó en el desfile del bando. Ella aún vive en el barrio”. 

Ese segundo reinado les permitió fortalecer la identidad del barrio ante el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena -IPCC-y abrió el camino para crear su propio ‘Ángeles Somos’. “Aquí surge esta actividad en los comités de la Fundación, de los que hacía parte la señora Ana. Recogíamos niños de toda la comunidad, pero otros salían con su olla por su cuenta y vivían esta tradición cartagenera cantando ‘Ángeles somos, del cielo venimos’. Al final casi todos los que estaban solos se nos juntaban y celebrábamos juntos”.

Luego de su recorrido los niños se encontraban con los adultos encargados y sumaban sus ingredientes a una olla más grande para preparar el acostumbrado sancocho. “Una vez tuvimos la oportunidad de que el alcalde local nos acompañara y a todo el que llegaba por su sopa se le daba, sin importar que no hubiese participado”. 

Este año esa tradición de Ángeles Somos se verá reforzada con un proyecto liderado por la socióloga Rosita Díaz de Paniagua, la gran promotora de esta fiesta en Cartagena, y La Lupa Curiosa, como contamos en el artículo siguiente.

Dulces, turbantes y más

Han organizado el Festival del Frito, que ha tenido un gran éxito en la comunidad y que otorga premio a las mejores cocineras de esas delicias de la paila. También al Festival del Turbante, en el cual jóvenes de Palenque y Barú, han dictado los talleres. “Tenemos proyectado traer a una persona de Palenque para que nos explique el tema de las trenzas, con el fin de que la gente conozca su historia”.

Hay que mencionar también el Festival del Dulce, organizado con mucho éxito por las propias vecinas, en el que sacan su variedad de dulces, que corresponden a las diversas tradiciones y orígenes que confluyen en nuestro barrio: de guayaba, de mamey, de ñame, de papaya.

Sin embargo, existe una festividad a la que no le hacen énfasis, aunque la comunidad sí lo haga. “Halloween no lo celebramos porque no es una fiesta tradicional colombiana; los vecinos sí disfrazan a sus hijos, pero nosotros no organizamos nada para ese día porque no lo consideramos parte de nuestra cultura”. 

Y al finalizar las fiestas de noviembre, la comunidad se prepara para organizar las novenas navideñas. “Hemos incluido a personas vestidas como personajes de la Biblia; cada manzana hace un pesebre con materiales reciclables y tuvimos un comité de culto, con miembros de varias religiones, unidos por el mismo Dios”. 

Todos participan con el fin de hacer disfrutar a niños y niñas con las actividades. “Ellos rezan la novena, sean evangélicos o católicos, esperan su dulce y el aguinaldo. El día del regalo no falta el que nos dice –‘Seño’, yo no voy a estar porque con mi mamá nos vamos para donde mi abuelita, ¡pero me guarda mi regalo!–. Son cosas que la motivan a una para seguir haciendo cosas por los niños y cultivándoles esa ilusión porque uno adulto ha perdido eso; todos queremos un regalo y más si es envuelto para poder abrirlo”.

Aún así, trabajar por la comunidad no ha sido fácil y Gina lo reconoce. “Ha sido complicado porque la esencia de nuestra comunidad está conformada por varios tipos de población y algunos vecinos vienen arrastrando cosas muy tristes y dolorosas”. Aunque con el paso de los años son muchos más los que se suman y reconocen la labor.

Por ejemplo, piensa en aquellos que entonces eran niños y que hoy, a la vuelta de pocos años, han resultado en malos pasos “o las niñas que hoy son madres adolescentes y recuerdas aquellos dibujos que hacían pensando en sus metas”. Han sido una minoría, porque muchos de aquellos niños hoy son estudiantes o trabajadores que han sabido llevar su vida. “Bicentenario nos ha mostrado cómo pueden cambiar muchas cosas y sabemos que nuestra calidad de vida seguirá mejorando”. 

¡Mi regalo!

Con más de una década de experiencia y dos años de restricciones por la pandemia COVID-19, los líderes y lideresas del barrio sienten que este es el año del resurgir de las celebraciones en comunidad.

“Este año en cuanto a las Fiestas de Independencia pretendemos implementar talleres para que la gente conozca que no se trata de una simple fiesta, como se le suele tratar, sino de la conmemoración de la Independencia; que son dos cosas diferentes. Conmemoramos que somos el primer pueblo que se liberó de los españoles”. 

El objetivo es claro: lograr que Ciudad del Bicentenario conmemore las fiestas de una forma diferente a la que se ha desarrollado en Cartagena hasta ahora: ser un modelo para el resto de la ciudad. “No queremos incluir esos juegos en los que se tiran bolsitas de agua, se echan pólvora y se dan golpes, porque eso solo genera problemas. Queremos que la gente festeje sin violencia, sin afectar al vecino; no se trata de un carnaval, sino de una fiesta conmemorativa”. 

“Estamos intentando rescatar la parte cultural que hace seis o siete años nos hizo felices y dio buenos resultados, como lo recuerdan las personas que vivieron esa época, que fueron también de muchas carencias porque todos estábamos recién llegados y luchando, pero que se recuerdan con cariño”, dice Gina.

Actualmente Gina es la secretaria provisional de la Junta de Acción Comunal. “La Fundación está en su rol de acompañamiento y tenemos nuevas elecciones de junta; quien está a la cabeza es el señor Amaury, una persona muy cultural, con mucho sentido de pertenencia por Bicentenario. Para nosotros ha sido de gran apoyo la unión de líderes como la señora Carmen Villadiego, el señor Neil Lora y la señora Lila. Hay mucha gente nueva que llega y siente la necesidad de conocer y replicar las experiencias que hemos tenido”. 

“Durante la pandemia, las actividades culturales se detuvieron, pero este año es el despegue. Tenemos muchas expectativas con el proyecto +Vida, que está interviniendo los parques y los senderos, porque nos motivará a seguir trabajando. Esta Navidad queremos ver las calles adornadas y escoger la mejor. Mientras se trabaja por ese mismo objetivo, los vecinos se integran y se construye comunidad”.  

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