CDI Bicentenario

Lo que hubiéramos dado los actuales adultos por haber pasado nuestros primeros años de infancia en un Centro de Desarrollo Infantil como los de ahora: con buenos maestros, alimentación balanceada y espacios seguros. Ahora nuestros hijos tienen esa posibilidad.

Esa es la razón por la que los cupos de ingreso son tan disputados. La lista de solicitudes del año pasado era de más de doscientos niños y niñas. Cada año se abren tres cursos para infantes de dos años, los que comienzan el proceso. Como cada grupo es de 30 niños, quiere decir que por oficio se abren 90 cupos, más los retiros o traslados que haya a final de año en los grupos de tres y cuatro años.

Desde afuera el colorido de la fachada invita a ingresar. Una vez adentro el pasillo central con árboles de mango dan sombra a los diversos salones, grandes y modernos, adecuados para los más pequeños, así como la zona y equipamiento del comedor y las zonas de recreo y descanso.

Ahora, mientras la coordinadora habla con nosotros, es mediodía y los niños duermen en silencio después del almuerzo, bajo la compañía de sus maestras y asistentes pedagógicas. Se trata de un establecimiento de primer nivel que poco tiene que envidiarle a las instituciones privadas, muchas de las cuales no tienen ni espacios ni equipamientos similares.

Los CDI son una estrategia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF-. Lo usual es que el gobierno nacional y la respectiva alcaldía logren los acuerdos para construirlos. En Cartagena hay más de veinte. Atienden a los niños desde los dos años cumplidos hasta justo antes de los cinco años, cuando entran al curso de transición. En nuestro Megabarrio también funciona otro CDI, operado por la empresa social Aeiotú, ubicado al lado del colegio Gabriel García Márquez, al que le dedicamos un artículo similar en nuestra segunda edición.  

Una vez construidos hay que operarlos en el día a día. Para eso el ICBF contrata a instituciones sin ánimo de lucro, a las que denomina como Entidades Administradoras del Servicio -EAS-. Estas son de origen muy diverso como fundaciones o cooperativas hasta cajas de compensación o instituciones religiosas, entre otras. Eso le permite al ICBF adaptarse a la diversidad de realidades en cada territorio. 

En el caso del CDI Bicentenario el actual operador es la Corporación Educativa Colegio Gran Colombia, que ya lo había sido en el pasado. La contratación de operadores puede cambiar de un año a otro, según las decisiones, procesos y convocatorias que haga el ICBF al respecto.

De Clemencia a Bicentenario

Desde este año la coordinadora de este CDI es Yelina Margarita Coneo Godoy, una profesional en  pedagogía infantil, especializada en gerencia educativa y quien actualmente cursa una maestría en educación. 

Yelina vive en Clemencia, a menos de una hora de Bicentenario, donde tuvo la fortuna de trabajar los últimos dos años cerca de su casa. A finales del año pasado la Corporación Colegio Gran Colombia –con la que Yelina trabaja desde 2012– le propuso ponerse al frente de este CDI. 

En Clemencia trabajaba en la modalidad familiar, con mujeres desde la gestación hasta cuando los pequeños tienen dos años. 

“Se manejan de manera diferente, pero aquí la responsabilidad es un poco mayor porque se aumenta el número de personas en el talento humano; el coordinador es el equivalente de un rector en un colegio, así que se tiene que estar empapado de todos los procesos y responder ante las instituciones que lo requieran, empezando por el operador y el propio Instituto de Bienestar Familiar”, explica.

Aunque le cambió la dinámica diaria y todos los días tiene que ir y venir, le encanta estar acá “dando todo de mí y aportando un granito de arena”. 

“Tenemos un poquito más de niños que de niñas, la mayoría de Bicentenario, aunque también hay de otros barrios cercanos. Hay niños de familias muy vulnerables y que en realidad necesitan estar en estos programas. Pero la idea no es solamente tenerlos y atenderlos sino prepararlos bien para una escolaridad, porque de aquí salen al grado transición en una educación formal”, explica. 

“La preparación no significa que vamos a enseñarles las letras con ellos sentados todos los días en una silla y un pupitre. No; aquí trabajamos por estrategias, de acuerdo a las necesidades e intereses que tienen los niños, mediante la lúdica y en rincones con estímulos donde el niño se va a sentir a gusto y donde va a trabajar de acuerdo a un interés que él tenga”. 

En un rincón puede haber libros; en otros, juegos de construcción; en otros, instrumentos de música. Así el niño va cambiando de actividades e intereses a lo largo de una misma jornada, además de las actividades lúdicas y pedagógicas que proponen las docentes.

Pero aunque la calidad del sitio y la atención seguramente les ayuda a superar mejor las pruebas que a otros niños, es bueno aclarar que un niño egresado del CDI Bicentenario no tiene un cupo garantizado en la Institución Educativa Jorge García Usta, su vecina de predio, pero con la que no tiene ninguna relación orgánica.

Los padres tienen que presentar a su hijo o hija en igualdad de condiciones con los otros aspirantes del sector. Sí es usual que muchos coincidan, pero no por el hecho de hacer salido del CDI sino por ser parte del barrio y la cercanía geográfica.

“Nosotros hacemos el tránsito entre las instituciones. Nos encargamos de pasar los listados a los colegios con los que tenemos articulación y ellos se encargan de llamar a los papás y de todo el proceso. En La Salle (I.E. Jorge García Usta) les hacen un examen, tiene algunos reglamentos y unos protocolos. Lo que sí hacemos es llevar a los niños para que conozcan la sede y las profesoras también vienen antes para conocer a los niños y empaparse”. 

En el CDI se hace una sensibilización y reuniones con los padres de los niños que egresarán a final de año. Allí se hacen unos listados sobre cuál institución educativa prefieren los padres para  el siguiente nivel de sus hijos y lo usual es que escojan al Jorge García Usta.

¡Quiero un cupo!

“Acá tenemos unos tiempos límite para entregar una carpeta de cada niño; tenemos que mirar que tenga la edad cumplida, que son los dos años –antes no– y que cuenta con toda la documentación requerida”.

“El año pasado encontré una lista de más de doscientos niños y tenía que escoger 140: los noventa que entraban a los tres grupos de dos años y los cupos liberados en los grupos de tres y cuatro años. Los demás entran en lista de espera. Si en el transcurso del año escolar un niño de tres años se nos retira, por ejemplo, entonces buscamos un niño de tres años en lista de espera y llamamos a los padres para saber si todavía están interesados y se ingresa al niño”. 

“Cuando a final de año ponemos un aviso a la comunidad para recibir carpetas de niños nuevos debemos recogerlas en el mismo orden en que las van trayendo; se enumeran y en ese mismo orden van a quedar los cupos. Después del número noventa, en el caso de los niños de dos años, van a lista de espera”. 

Yelina calcula que en lo corrido de este año pudo haber poco más de diez retiros y en todo caso no más de quince, lo que abre espacio para incorporar nuevos niños. 


“Los papás son muy receptivos. De hecho, tenemos conformado un grupo de padres que se llama Control Social, que se encarga de hacer una veeduría de todo lo que estemos haciendo y que el manual operativo se cumpla. En cuestiones de la minuta de alimentación, ellos vienen una vez al mes, hacen un recorrido, tienen unos formatos para verificar que todo está bien organizado y deben levantar un acta al respecto. También hacen actividades en pro de mejorar el CDI”.

En el equipo hay docentes y trabajadoras de servicios generales que viven en Bicentenario, así que también tienen una visión y un interés en que todo esté lo mejor posible, en beneficio de los niños de nuestro Megabarrio.

Recuadro

El CDI en cifras

300 niños y niñas 

15 docentes

6 auxiliares pedagógicas

6 manipuladoras de alimentos

4 servicios generales

1 psicóloga 

1 trabajadora social

1 enfermera jefe

1 asistente administrativo

1 coordinadora general

En este 2023 hay:

Tres grupos de dos años

Tres grupos de tres años

Tres grupos de cuatro años

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Soy Bicentenario 2023

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