{"id":963,"date":"2023-10-13T09:59:24","date_gmt":"2023-10-13T14:59:24","guid":{"rendered":"https:\/\/soybicentenario.com\/?p=963"},"modified":"2023-10-13T09:59:27","modified_gmt":"2023-10-13T14:59:27","slug":"del-horno-a-la-plancha","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/soybicentenario.com\/edicion-revista-10\/del-horno-a-la-plancha\/","title":{"rendered":"DEL HORNO A LA PLANCHA"},"content":{"rendered":"\n
Un emprendimiento gastron\u00f3mico y otro en el \u00e1rea de estampado son dos muestras del tejido microempresarial de nuestro Megabarrio, que aumenta cada d\u00eda, generando oportunidades econ\u00f3micas y de crecimiento personal para nuestros vecinos.<\/p>\n\n\n\n
Maleydis Cantillo Barrios <\/strong>naci\u00f3 en Cartagena, pero a los dos meses su mam\u00e1 la llev\u00f3 a Buenaventura, donde vivi\u00f3 hasta los once a\u00f1os. Luego vivi\u00f3 en San Antero, C\u00f3rdoba, donde estudi\u00f3 bachillerato. Desde all\u00ed volvi\u00f3 a su tierra natal para abrirse oportunidades. Canapote fue el barrio elegido y en el que vivi\u00f3 con su pareja, el panadero y pastelero Pedro Su\u00e1rez. All\u00ed comenzaron el camino que los llev\u00f3 a la pizzer\u00eda Sara Sof\u00eda<\/em><\/strong> (el nombre de su hija mayor), que ha ganado reconocimiento en Bicentenario.<\/p>\n\n\n\n<\/figure>\n\n\n\n
Canapote se puso muy caro, quiz\u00e1s por la cercan\u00eda al Centro y por la llegada de turistas y extranjeros. Cualquier arriendo pod\u00eda empezar en los ochocientos mil pesos. Llegaron a nuestro Megabarrio a comienzos de 2020 pero a la semana comenz\u00f3 el confinamiento por Covid-19. El hotel donde trabajaba Pedro cerr\u00f3 sus puertas y lo mandaron a la casa.<\/p>\n\n\n\n
\u201cPara nosotros fue supremamente dif\u00edcil porque era empezar de cero, sin empleo, en un lugar donde no conoces a nadie, ni te pueden alcanzar un plato de comida por solidaridad. Porque no es lo mismo cuando t\u00fa conoces a los vecinos y has compartido momentos, que cuando eres nuevo en la calle\u201d.<\/p>\n\n\n\n
En Canapote hab\u00eda tenido una pizzer\u00eda y lleg\u00f3 ac\u00e1 con ganas de abrirla de nuevo, pero toc\u00f3 comenzar desde m\u00e1s abajo.<\/p>\n\n\n\n
\u201cEmpezamos a hacer panes y pizzas en la casa. Nos uniformamos y nos forramos con protecci\u00f3n hospitalaria para vender puerta a puerta, pero muchas veces la gente ni nos quer\u00eda abrir por el miedo al contagio\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Un momento cr\u00edtico, pero que a su vez la impuls\u00f3 a arriesgarse m\u00e1s fue la siguiente: hab\u00edan organizado una entrega por casa de tarjetas para reclamar alimentos en un supermercado, pero como ella viv\u00eda arrendada en un segundo piso de la supermanzana 72, el beneficio se le otorg\u00f3 al due\u00f1o de la casa.<\/p>\n\n\n\n
\u201cLo dif\u00edcil de ese momento nos impuls\u00f3 m\u00e1s: ten\u00edamos dos hijas por alimentar y nos dijimos que ten\u00edamos que hacer lo que fuera para salir adelante\u201d.<\/p>\n\n\n\n
Poco a poco empezaron a ganar clientela porque el producto gustaba. \u201cLo que marca la diferencia es que nosotros lo hacemos todo en casa, nos gusta lo artesanal. Me fascina preparar mi masa, darle reposo; yo misma voy al mercado, escojo mis tomates y hago la salsa napolitana con receta tradicional; entonces a la gente le gusta ese sabor que no saben qu\u00e9 es pero ah\u00ed est\u00e1\u201d.<\/p>\n\n\n\n
Entonces tomaron un local en arriendo, hasta que lleg\u00f3 la gran oportunidad. Una clienta fiel era due\u00f1a de una casa esquinera y se iba a ir del barrio, as\u00ed que llegaron a un acuerdo para tomarla. Desde ese momento ya no deb\u00edan pagar dos arriendos sino uno, y la terraza daba espacio para poner mesas. <\/p>\n\n\n\n
Desde entonces est\u00e1n all\u00ed, detr\u00e1s del quiosco de la 72. \u201cAqu\u00ed nacimos otra vez\u201d, resume Maleydis. \u201cAl atardecer saco mis mesas con sus respectivas sillas, compr\u00e9 mis bombillitos amarillos y adecuamos el espacio para que se vea muy familiar\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Pedro regres\u00f3 al trabajo hotelero, pero cada d\u00eda cuando vuelve de su jornada, al caer la tarde, se pone el delantal para ayudar en el negocio hasta que cierra, usualmente a las diez de la noche o un poco m\u00e1s tarde en los d\u00edas de m\u00e1s movimiento. El s\u00e1bado es el d\u00eda de m\u00e1s traj\u00edn, hasta la medianoche. El domingo tambi\u00e9n atienden, pero la gente pide su pizza m\u00e1s temprano, quiz\u00e1s porque al otro d\u00eda hay que madrugar a trabajar.<\/p>\n\n\n\n
Los domicilios y la clientela local mueven el negocio, que aunque ha recibido el favor de los vecinos no est\u00e1 exento de vaivenes. No est\u00e1 en una v\u00eda principal, lo que descarta a los transe\u00fantes como clientes. Hay temporadas altas y bajas. Tambi\u00e9n hay competencia de otras comidas r\u00e1pidas que tambi\u00e9n gustan y tienen su buena saz\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n
El siguiente escal\u00f3n est\u00e1 claro. Les sali\u00f3 casa en Normand\u00eda, otro proyecto de vivienda en el Megabarrio, pr\u00f3ximo a entregar viviendas. Ser\u00e1 su primera casa propia y est\u00e1n muy emocionados. Van a mantener la pizzer\u00eda de la 72 e intentar\u00e1n abrir sede en su nuevo hogar. \u201cYa hemos organizado una maqueta para que el primer piso sea local y el segundo, un apartamento para nosotros. Con Dios por delante a principio de a\u00f1o nos lo entregan\u201d, dice con ilusi\u00f3n. <\/p>\n\n\n\n
Las dos Sara Sof\u00eda seguir\u00e1n creciendo: la pizzer\u00eda y tambi\u00e9n la hija, junto con su hermana, Anaid Sof\u00eda, estudiando en el colegio Gabriel Garc\u00eda M\u00e1rquez. \u201cNos va a tocar movernos un poquito m\u00e1s pero ya nos iremos acomodando. Al principio todo se ve dif\u00edcil, pero despu\u00e9s la vida se va a organizar por s\u00ed misma\u201d.<\/p>\n\n\n\n
Pizzer\u00eda Sara Sof\u00eda<\/p>\n\n\n\n
Supermanzana 72<\/p>\n\n\n\n
Domicilios: 305 378 95 50<\/strong><\/p>\n\n\n\n
Melie Vargas Berdugo<\/strong> es una de las doce mujeres de Bicentenario que aprovecharon una oportunidad institucional para crear su emprendimiento, a trav\u00e9s de la marca M\u00e1s Color Bicentenario<\/strong>, dedicada a la estampaci\u00f3n en prendas, loza y otros objetos.<\/p>\n\n\n\n
Melie lleg\u00f3 a Bicentenario hace seis a\u00f1os con su pareja y sus dos hijas, desde el barrio El Nazareno. Por primera vez estaban en casa propia, que compraron con sus ahorros.<\/p>\n\n\n\n<\/figure>\n\n\n\n
Hace un par de a\u00f1os se enter\u00f3 que hab\u00eda una convocatoria del proyecto +Vida, en alianza con la Fundaci\u00f3n Santo Domingo y la Fundaci\u00f3n Pintuco, junto con otras entidades, para realizar unos cursos de serigraf\u00eda y sublimaci\u00f3n. Algo sab\u00eda de ese arte por un t\u00edo que estampa camisetas, as\u00ed que eso la anim\u00f3 m\u00e1s.<\/p>\n\n\n\n
\u201cEmpezamos varias mujeres, \u00e9ramos un grupo grande, pero algunas se fueron alejando, como quien dice: \u2013son muchos los llamados y pocos los escogidos\u2013\u201d. Despu\u00e9s de las clases con el profesor Franco Doria, que ven\u00eda desde Barranquilla, les trajeron una plancha, una secadora y una fotocopiadora, todas necesarias para el engranaje de producci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n
Entonces Natalia R\u00edos, una compa\u00f1era del proceso, tom\u00f3 la batuta pues ten\u00eda mayor conocimiento previo en serigraf\u00eda. Ella ahora no est\u00e1 con el grupo justamente porque tiene su propio negocio, que le ocupa bastante tiempo.<\/p>\n\n\n\n
Luego de la formaci\u00f3n vino la fase de darse a conocer, de tocar puertas y conseguir los primeros contratos. Eran peque\u00f1os pero que les indicaban el camino y les dejaban aprendizajes. Uno, por ejemplo, con una tinta que se sec\u00f3 y las oblig\u00f3 a replantear toda la producci\u00f3n mientras lo solucionaban. Tambi\u00e9n aprend\u00edan del manejo de cuentas y contrataci\u00f3n.<\/p>\n\n\n\n
La Fundaci\u00f3n les abri\u00f3 un peque\u00f1o espacio en el galp\u00f3n institucional. All\u00ed tiene sus m\u00e1quinas y sobre todo, aire acondicionado, pues el proceso de estampado implica trabajar con mucho calor. <\/p>\n\n\n\n
+Vida y la Fundaci\u00f3n Santo Domingo tambi\u00e9n fueron de los primeros clientes, con \u2018mugs\u2019 y camisetas. Ahora cada una tambi\u00e9n busca sus peque\u00f1os contratos y le dejan una parte de la ganancia al colectivo, para hacer mantenimiento y seguir creciendo. Por ejemplo, necesitan una segunda plancha para cumplir con pedidos grandes. A una de ellas le encargaron unos su\u00e9teres en la Instituci\u00f3n Educativa Jorge Garc\u00eda Usta y dej\u00f3 su parte para la alcanc\u00eda com\u00fan.<\/p>\n\n\n\n
El pedido m\u00e1s grande ha sido de ciento cincuenta camisetas, cada una con diferentes logos en distintas partes de la prenda. Todo con una sola plancha estampadora y con estas seis mujeres turn\u00e1ndose a lo largo del d\u00eda para imprimir, secar y planchar. \u201cTen\u00edamos esas ganas de sacarlo adelante. Al principio pens\u00e1bamos que no pod\u00edamos, pero s\u00ed lo hicimos, a\u00fan siendo madres de familia que tiene que dejar todo organizado en casa antes de venir a trabajar\u201d, cuenta Melie.<\/p>\n\n\n\n
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