{"id":91,"date":"2021-11-01T21:01:00","date_gmt":"2021-11-02T02:31:00","guid":{"rendered":"https:\/\/soybicentenario.com\/?p=91"},"modified":"2022-03-10T11:40:01","modified_gmt":"2022-03-10T17:10:01","slug":"la-seno-isabel","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/soybicentenario.com\/edicion-revista-1\/la-seno-isabel\/","title":{"rendered":"LA “SE\u00d1O” ISABEL"},"content":{"rendered":"\n

A Isabel Z\u00fa\u00f1iga Ospina nadie le va a quitar el honor de ser la primera persona que recibi\u00f3 las llaves de su casa en Ciudad del Bicentenario. La primera de miles que ya est\u00e1n y muchos que hacen falta por llegar. Siempre estar\u00e1 en el recuerdo de infinidad de alumnos que la llaman \u201cla se\u00f1o Isabel\u201d, ese t\u00edtulo de prestigio que en Cartagena les damos a las buenas profesoras.<\/p>\n\n\n\n

Naci\u00f3 en el barrio Daniel Lemaitre, hija de una familia muy unida con la que pas\u00f3 una infancia bonita. Cuando cumpli\u00f3 los quince se fue a vivir con una t\u00eda en Astrea, Cesar. All\u00e1 le cambi\u00f3 para siempre la vida por una circunstancia buena y otra muy mala. La buena fue conocer a Luis Alberto Garc\u00eda Ortiz, su marido y el pap\u00e1 de sus tres hijos.<\/p>\n\n\n\n

\u201cEstando all\u00e1 los paramilitares quer\u00edan apoderarse de la finca de mi suegra, con quien est\u00e1bamos cuando nos juntamos con Luis Alberto. Ellos viv\u00edan de los animalitos. A m\u00ed me gust\u00f3 mucho, viv\u00edamos bien porque hab\u00eda de todo, y como mi marido era el que orde\u00f1aba y hac\u00eda labores de campo no nos faltaba el alimento de la propia tierra. Pero, al final, a punta de amenazas, obligaron a la suegra a desocupar para comprarle la tierra\u201d.<\/p>\n\n\n\n

\u201cEntonces yo le dije a \u00e9l: \u2018Tenemos que irnos para Cartagena, donde vive mi mam\u00e1\u2019. Yo ten\u00eda tiempo de no venir. Al final nos fuimos para La Boquilla, donde unos familiares de \u00e9l. Pasamos trabajos porque yo estaba embarazada de mi primer hijo, Duv\u00e1n Alberto. A mi marido le toc\u00f3 atender como mesero, ayudaba en los kioscos y le daban cualquier cosita, no un sueldo\u2026 a veces cinco mil o diez mil pesos, que no era mucha plata. Estuvimos bastante tiempo ah\u00ed. Despu\u00e9s decidimos irnos a Lemaitre. Nos toc\u00f3 alquilar una pieza por d\u00edas\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Una casa inesperada <\/h2>\n\n\n\n

\u201cEstando all\u00e1 me dijeron que los desplazados ten\u00edamos muchas oportunidades, que fu\u00e9ramos a unas oficinas en el Centro. All\u00e1 firm\u00e9 todos los papeles necesarios. La promesa era que nos iban a dar un mercado. Ten\u00edamos que levantarnos a las dos o tres de la ma\u00f1ana y pr\u00e1cticamente acabar de dormir en la fila. A veces se desordenaba todo eso y termin\u00e1bamos de \u00faltimos para no recibir empujones. Mi marido me acompa\u00f1aba a todo porque yo no pod\u00eda coger tanto peso por el embarazo. Deb\u00edamos llevar un saco para recoger ese mercado. Nos daban hasta la plata para transportarnos. Cuando lo recib\u00edamos, gloria a Dios, lo llev\u00e1bamos a la piecita donde est\u00e1bamos durmiendo bastante mal en una colchoneta, tirados en el piso\u201d.<\/p>\n\n\n\n

\u201cDespu\u00e9s naci\u00f3 el beb\u00e9. Alberto sal\u00eda a rebuscarse en alba\u00f1iler\u00eda o en otras cosas. Ah\u00ed en esa piecita me embarac\u00e9 de mi segundo hijo, Luis David. Entonces hubo una propuesta para mi marido, pero en Bogot\u00e1. Toco prestar plata para el tiquete, pero \u00e9l viaj\u00f3 porque ya eran dos hijos\u201d.<\/p>\n\n\n\n

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