{"id":782,"date":"2023-01-03T08:59:29","date_gmt":"2023-01-03T14:29:29","guid":{"rendered":"https:\/\/soybicentenario.com\/?p=782"},"modified":"2023-01-03T09:12:04","modified_gmt":"2023-01-03T14:42:04","slug":"de-la-belleza-tambien-se-vive","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/soybicentenario.com\/edicion-revista-7\/de-la-belleza-tambien-se-vive\/","title":{"rendered":"DE LA BELLEZA TAMBIEN SE VIVE\u00a0"},"content":{"rendered":"\n
Dos experiencias en Bicentenario nos muestran que la est\u00e9tica y el corte de cabello se pueden convertir en modos de vida digna y con mucho futuro. De por medio siempre hay mucho trabajo, algo de sacrificio y una voluntad de aprender siempre. <\/p>\n\n\n\n
Deidis del Carmen Contreras Mendoza <\/strong>tiene treinta y nueve a\u00f1os, es de Matuya, un corregimiento de Mar\u00eda La Baja. \u201cCuando ten\u00eda trece a\u00f1os vine a trabajar en una casa de familia en Cartagena y a terminar mis estudios\u201d. <\/p>\n\n\n\n<\/figure>\n\n\n\n
Durante el d\u00eda trabajaba y en la noche validaba el bachillerato en el colegio Rafael Nu\u00f1ez. A los dieciseis a\u00f1os suspendi\u00f3 los estudios porque qued\u00f3 embarazada. Convivi\u00f3 con su pareja, pero la relaci\u00f3n termin\u00f3 cuando ella ten\u00eda veinte a\u00f1os. <\/p>\n\n\n\n
\u201cMi hermana se hab\u00eda ido a Venezuela y yo me qued\u00e9 en su casa en el barrio 20 de Julio; no hab\u00eda gas ni luz y se nos met\u00edan las ratas y las culebras. Ah\u00ed pasamos mucho trabajo, lloraba porque estaba sola con mi hijo y algunos d\u00edas no ten\u00edamos ni para comer\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Pero Deidis se las ingeniaba para tener ingresos, lo que le mandaban del pueblo lo vend\u00eda entre sus vecinos y as\u00ed pod\u00eda comprar otras cosas. \u201cPor ejemplo: hac\u00eda bolis con los zapotes que me mandaban, pero nunca le contaba a mi mam\u00e1 todo lo que estaba pasando. Simplemente ten\u00eda que esforzarme para estar mejor con mi hijo\u201d. <\/p>\n\n\n\n
\u201cCuando termin\u00e9 el bachillerato, quise estudiar belleza, pero eso antes era muy costoso. Con mi venta de bolis pude pagar un curso de reposter\u00eda; me llevaba los bolis a la clase y se los pon\u00eda a un se\u00f1or que tambi\u00e9n los vend\u00eda en su tienda\u201d. <\/p>\n\n\n\n
El horizonte se despeja <\/strong><\/h2>\n\n\n\n
Poco a poco, Deidis fue incursionando en lo que le gustaba. \u201cLe pintaba las u\u00f1as a las vecinas; un d\u00eda recib\u00ed un folleto de los cursos formales y decid\u00ed estudiar belleza. Fue dif\u00edcil, en ese tiempo eran siete mil pesos semanales, m\u00e1s los pasajes y el ni\u00f1o, pero con esfuerzo pude. Luego me sali\u00f3 un trabajo en una peluquer\u00eda y ah\u00ed fui cogiendo un poquito de cancha\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Los primeros d\u00edas fueron dif\u00edciles porque no le pagaban fijo sino solo por producci\u00f3n, pero las clientas no se dejaban atender por la \u2018nueva\u2019. Muchas veces Deidis regresaba a casa a pie, sin un peso y decepcionada. Pero poco a poco las clientas se acercaron mientras su cuaderno se iba llenado de notas que le recordaban c\u00f3mo aplicar un tinte, por ejemplo. \u201cCuando me tocaba cepillar lo hac\u00eda solo para aprender y cuando no atend\u00eda a nadie, miraba y escrib\u00eda todo; luego lo pon\u00eda en pr\u00e1ctica con mis clientas del barrio\u201d. <\/p>\n\n\n\n
En el 2010, Deidis vivi\u00f3 un duro momento. \u201cEntraron a mi casa y solo se robaron mis herramientas de trabajo, mis planchas que compr\u00e9 con tanto esfuerzo\u201d. A pesar del llanto<\/p>\n\n\n\n
tuvo que empezar de cero con ayuda de unas amigas y un se\u00f1or que le fi\u00f3 algunos productos de peluquer\u00eda. <\/p>\n\n\n\n
Cuando su hermana regres\u00f3 a la ciudad, Deidis se mud\u00f3 a una pieza alquilada en el mismo barrio. \u201cEn ese tiempo pagaba ciento cincuenta mil pesos, no ten\u00eda ni una silla correcta para trabajar. Hab\u00eda unas clientas que me conoc\u00edan y llegaban a mi casa; con una bolsa de basura y una silla, improvisaba y les lavaba el cabello\u201d. <\/p>\n\n\n\n
M\u00e1s tarde Deidis se mud\u00f3 a otra casa, pero siempre con el sue\u00f1o de tener la suya propia. Ahorr\u00f3 cada mes y logr\u00f3 comprar una vitrina de segunda. \u201cLas vecinas se burlaban de m\u00ed porque pensaban que no tendr\u00eda con qu\u00e9 llenarla, pero poco a poco la fui surtiendo\u201d. Esa misma vitrina bien surtida est\u00e1 ahora en su local de Bicentenario, en el primer piso de su casa propia, en el sector de dos pisos. <\/p>\n\n\n\n
La fama de su trabajo se corri\u00f3 voz a voz y m\u00e1s clientas fueron llegando. M\u00e1s tarde tuvo que mudarse a un apartamento y ah\u00ed empez\u00f3 a crecer su negocio. \u201cTen\u00eda un lavacabeza, una silla, una vitrina y con un pr\u00e9stamo de Mundo Mujer compr\u00e9 el aire acondicionado\u201d. El negocio se llenaba y Deidis sent\u00eda que no pod\u00eda descuidar m\u00e1s a su hijo ya adolescente; adem\u00e1s, segu\u00eda laborando para el sal\u00f3n de belleza en Los Alpes. <\/p>\n\n\n\n
Con el tiempo, aquel apartamento le qued\u00f3 peque\u00f1o y Deidis se mud\u00f3 a una casa m\u00e1s grande. Compr\u00f3 otra silla y contrat\u00f3 a una muchacha que le ayudaba con las u\u00f1as y la peluquer\u00eda; pero en temporada los clientes se dispararon y tuvo que contratar a alguien m\u00e1s, hizo un letrero grande para el sal\u00f3n y dej\u00f3 su otro trabajo para enfocarse en lo suyo. <\/p>\n\n\n\n
La casa propia <\/strong><\/h2>\n\n\n\n
\u201cEn la peluquer\u00eda donde trabajaba me hab\u00edan hablado del proyecto de casas en Bicentenario. Una amiga me hizo el pr\u00e9stamo en el banco para que comprara la casa de contado y yo se la voy pagando a ella. Ten\u00eda miedo porque alguna gente hablaba mal del barrio sin conocerlo; pero me he quedado sorprendida y me gusta mucho vivir aqu\u00ed\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Antes de mudarse ahorr\u00f3 y poco a poco fue acondicionando su casa. En febrero de 2019 lleg\u00f3 a Bicentenario. \u201cEse primer a\u00f1o fue muy duro, la gente no me conoc\u00eda, ven\u00edan pocos clientes y yo ten\u00eda deudas: la casa, las facturas, los productos y el curso de ingl\u00e9s de mi hijo\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Pero muchas clientes fieles la siguieron a su nuevo sal\u00f3n. Sin embargo, los primeros fines de semana la tristeza la alcanz\u00f3. \u201cVe\u00eda que no se llenaba, pero cog\u00ed fuerzas pensando que antes no ten\u00eda nada y a\u00fan as\u00ed siempre hab\u00eda podido\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Durante la pandemia, Deidis aprovech\u00f3 que la Fundaci\u00f3n Santo Domingo suspendi\u00f3 los cobros del cr\u00e9dito que hab\u00eda hecho para enrejar su casa y con ese dinero compr\u00f3 por internet productos para venderle a sus clientas. Al principio ten\u00eda mucho temor con eso y a veces pensaba que iba a perder la plata. <\/p>\n\n\n\n
\u201cEmpec\u00e9 a publicar en las redes sociales las balacas y turbantes, as\u00ed fue como fui saliendo adelante en la pandemia. Las dem\u00e1s peluquer\u00edas cerraron, pero yo segu\u00eda y manten\u00eda todo impecable\u201d.<\/p>\n\n\n\n
Hoy Deidis disfruta de su clientela fiel y le ha apostado a mostrar su trabajo en las redes sociales, donde se la puede encontrar como \u2018Sala de Belleza Deidis\u2019. De hecho por esa v\u00eda le est\u00e1n llegando bastantes nuevos clientes. Atiende por orden de llegada o cita previa, y se adapta a los horarios de sus clientas; no tiene problemas en madrugar o desvelarse. <\/p>\n\n\n\n
En un futuro, espera brindar empleo a su comunidad. \u201cPara esta temporada pienso contratar a alguien. Yo me proyecto, hago de todo un poco; hice un curso de barber\u00eda, de maquillaje profesional, soy asesora de imagen y he ido a Barranquilla a capacitarme. En la peluquer\u00eda uno no se puede quedar atr\u00e1s\u201d. <\/p>\n\n\n\n
\u201cMe veo viviendo a\u00fan en Bicentenario, me han hecho propuestas para sacar mi negocio a otro lado, pero yo creo que desde aqu\u00ed puedo innovar; tal vez ahora no tengo el dinero, pero a largo plazo s\u00e9 que lo voy a conseguir\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Sala de Belleza Deidis <\/strong><\/p>\n\n\n\n
350 874 84 50 <\/p>\n\n\n\n
305 429 83 94 <\/p>\n\n\n\n
Manzana 71. Lote 60. Bicentenario <\/p>\n\n\n\n
\n
\n<\/figure>\n<\/div>\n\n\n\n
\n
Brandon N\u00fa\u00f1ez <\/strong>es de Villanueva, Bol\u00edvar, donde creci\u00f3. Cuando termin\u00f3 su bachillerato se mud\u00f3 a Cartagena para buscar un mejor futuro, as\u00ed ingres\u00f3 al SENA. \u201cSoy operador log\u00edstico. Mientras estudiaba viv\u00eda en San Jos\u00e9 de Los Campanos. En ese tiempo ten\u00eda diecisiete a\u00f1os y mi pareja qued\u00f3 embarazada, as\u00ed que tuve que buscar trabajo\u201d. <\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n\n\n\n
<\/p>\n\n\n\n
Una de las habilidades de Brandon era la barber\u00eda, pero sus conocimientos eran b\u00e1sicos, pues hab\u00eda aprendido en la pr\u00e1ctica, motilando a los amigos del pueblo. A\u00fan as\u00ed, con la necesidad de responder por su familia no dud\u00f3 en aceptar un empleo en un local en San Fernando. \u201cMe toc\u00f3 echar alg\u00fan embuste para que me cogieran; me pusieron a prueba y dur\u00e9 como seis meses ah\u00ed. Aprend\u00ed mucho all\u00e1\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Cuando termin\u00f3 de trabajar en esa barber\u00eda, Brandon regres\u00f3 a Villanueva y aprovech\u00f3 cincuenta mil pesos que le di\u00f3 su mam\u00e1 para ir completando sus herramientas de trabajo. \u201cTen\u00eda la m\u00e1quina, los peines y un vale de Villanueva me dio una silla de escritorio. Empec\u00e9 en la terraza de la casa\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Dos meses despu\u00e9s volvi\u00f3 a Cartagena para realizar sus pr\u00e1cticas del SENA. \u201cEmpec\u00e9 a vivir con mi t\u00eda aqu\u00ed en Bicentenario. Pero sab\u00eda que mi carrera no era lo que me gustaba. Pensaba en ahorrar para seguir comprando mis instrumentos y montar una buena barber\u00eda en Villanueva\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Pero la vida ten\u00eda otros rumbos para Brandon. \u201cEl \u00fanico muchacho que motilaba en el sector donde yo viv\u00eda en Bicentenario falleci\u00f3 y nadie m\u00e1s se dedicaba a eso. As\u00ed que mand\u00e9 a buscar mis cosas a Villanueva y empec\u00e9 en la terraza de mi t\u00eda con un abaniquito\u201d.<\/p>\n\n\n\n
Brandon dice tener hambre de salir adelante y es que no piensa detenerse hasta no ver crecer su sue\u00f1o. \u201cHace un a\u00f1o, un amigo me arrend\u00f3 este espacio para el negocio y para vivir. Me ha ido excelente, me he ido organizando. No puedo quejarme porque este punto ha sido una bendici\u00f3n. En un futuro, deseo tener un local propio y mi casa. Adem\u00e1s, quiero un almac\u00e9n de ropa y accesorios\u201d. <\/p>\n\n\n\n
La mayor\u00eda de sus clientes son j\u00f3venes, tal vez por eso el corte que m\u00e1s hace en el d\u00eda es el \u2018Siete\u2019. \u201cEn un s\u00e1bado puedo hacer hasta treinta cortes, a veces me voy de largo. Hay semanas que no descanso y cuando llega el fin de semana ya estoy cansado. Pero aqu\u00ed me entretengo mucho con los clientes, este es un barrio tranquilo. Por aqu\u00ed hay barberos nuevos pero cada uno tiene su clientela y hay espacio para todos\u201d. <\/p>\n\n\n\n
Brandon vive con su pareja, Mar\u00eda Jos\u00e9, y su hija Tamara Sof\u00eda, de cinco a\u00f1os, el mismo tiempo que lleva, como \u00e9l mismo dice, \u201ctirando m\u00e1quina\u201d. \u201cMi hija me da motivaci\u00f3n, si no fuera por ella qui\u00e9n sabe qu\u00e9 estar\u00eda haciendo. Mi esposa ahora no est\u00e1 trabajando, pero planeamos que pueda aprender sobre el tema de belleza\u201d. <\/p>\n\n\n\n
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