{"id":756,"date":"2022-11-01T18:41:31","date_gmt":"2022-11-02T00:11:31","guid":{"rendered":"https:\/\/soybicentenario.com\/?p=756"},"modified":"2022-11-01T18:41:31","modified_gmt":"2022-11-02T00:11:31","slug":"asi-se-fundo-este-barrio","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/soybicentenario.com\/edicion-6\/asi-se-fundo-este-barrio\/","title":{"rendered":"As\u00ed se fund\u00f3 este barrio"},"content":{"rendered":"\n

Las casas de un piso fueron la g\u00e9nesis de un macroproyecto en el que hoy viven siete mil hogares y que ser\u00e1n much\u00edsimos otros en los pr\u00f3ximos a\u00f1os. A las familias que llegaron all\u00ed les toc\u00f3 un mundo nuevo, en el que casi todo estaba por hacer. Hablamos con algunos de esos pioneros.<\/p>\n\n\n\n

\"\"<\/figure>\n\n\n\n

Ahora hay muchos \u00e1rboles, sobre todo mangos, sembrados de cada lado de las calles. En algunas se alcanza a formar un t\u00fanel sombreado y muy bonito. La mayor\u00eda de casas tienen su terraza con buenos cerramientos y piso en cer\u00e1mica. Se camina tranquilo, sin mayor temor: se siente que hay vecindad y buen ambiente. Uno pregunta por alguien del sector y casi cualquiera sabe qui\u00e9n es y d\u00f3nde vive.<\/p>\n\n\n\n

Pero nada de eso exist\u00eda al comienzo, cuando se entreg\u00f3 el urbanismo inicial y las casas \u2018peladas\u2019, apenas pintadas de amarillo. La comunidad que hoy lo habita tampoco surgi\u00f3 por generaci\u00f3n espont\u00e1nea. Ha sido un largo camino que comenz\u00f3 hace once a\u00f1os. Muchos de ellos ni imaginaban todo lo que ha crecido el barrio en extensi\u00f3n, servicios y negocios. <\/p>\n\n\n\n

Entre pescados y dulces<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

\u201cCuando llegamos aqu\u00ed hab\u00eda monte por todo enfrente y de la manzana quince para all\u00e1 tambi\u00e9n hab\u00eda mucho monte. No hab\u00eda transporte, uno ten\u00eda que coger los transportes en Flor del Campo; a veces se iba el agua y nos tocaba recoger el agua lluvia; no ten\u00edamos colegio, no hab\u00eda biblioteca, no hab\u00eda nada de eso. De a poquito fue haci\u00e9ndose la poblaci\u00f3n del barrio y pasando el tiempo fue que hubo civilizaci\u00f3n aqu\u00ed en Bicentenario\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Quien recuerda esto es Estilita Obeso, palenquera de origen y crecida en el barrio San Francisco, desde donde fue reubicada, como muchos vecinos originales. Aqu\u00ed lleg\u00f3 con sus tres hijos. En el barrio es bastante reconocida por dos cosas: la venta de pescado y como alma del Festival del Dulce en Semana Santa.<\/p>\n\n\n\n

\u201cYo llegu\u00e9 ac\u00e1 con mis tres hijos y un compa\u00f1ero que ten\u00eda entonces. Pedro Luis lleg\u00f3 como de doce a\u00f1os; Jonathan David, de siete u ocho y Wilfredo, de cinco. Los dos peque\u00f1os la cogieron f\u00e1cil pero al m\u00e1s grande le cost\u00f3 m\u00e1s. Gracias a Dios se han criado bien y el mayor es cristiano, est\u00e1 casado y ahora tengo a mis cuatro nietos\u201d, dice Estilita.<\/p>\n\n\n\n

\"\"<\/figure>\n\n\n\n

\u201cCuando vine a Bicentenario comenc\u00e9 con un restaurante casero para los trabajadores y contratistas que estaban haciendo las casas. Despu\u00e9s hice varios cursos de la Fundaci\u00f3n, pero no se concret\u00f3 nada y entonces comenc\u00e9 con lo del pescado a producir mi ingreso y al d\u00eda de hoy le doy la gloria a Dios por vivir aqu\u00ed\u201d.<\/p>\n\n\n\n

El negocio del pescado lo tuvo hasta el comienzo de la pandemia, cuando las cosas se vinieron un poco abajo. \u201cAhora a veces salgo as\u00ed a vender un dulce. Los hago de cualquier sabor: alegr\u00edas, guand\u00fa, dulce de papaya, pi\u00f1a con mamey, dulce de coco; si alguien viene y me encarga, los hago con much\u00edsimo gusto\u201d, nos cuenta en la sala de su casa.<\/p>\n\n\n\n

\u201cHace tres o cuatro a\u00f1os es que hemos sentido m\u00e1s el cambio; pero el transporte vino mucho antes, ya tiene a\u00f1os; primero las busetas amarillas, despu\u00e9s las de Zaragocilla y al final, Transcaribe: eso ya fue mejor\u201d. <\/p>\n\n\n\n

Como en un pueblo<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

Ana Rosa Acevedo Bele\u00f1o es una mujer crecida en pueblo y al llegar ac\u00e1 sus tres hijos, de edades similares a los de Estilita, se sent\u00edan igual que en el natal Algarrobo de su mam\u00e1, un corregimiento de Villanueva, en Bol\u00edvar. Era su primera casa propia, tras vivir catorce a\u00f1os en la casa de la suegra, en Olaya. <\/p>\n\n\n\n

\u201cEllos se sent\u00edan como si estuvi\u00e9ramos en el pueblo porque no hab\u00eda nada. Apenas nuestras manzanas -la m\u00eda es la 15\u2013 y donde est\u00e1 la Fundaci\u00f3n. Ni la manzana 2o ni las que le siguen hasta la 24 exist\u00edan a\u00fan. Hab\u00eda animales de monte y hasta las vacas pastaban por ah\u00ed. Con las lluvias sal\u00edan culebritas y sapos, que todav\u00eda se ven de vez en cuando\u201d.
<\/p>\n\n\n\n

\u201cYo estaba alegre porque estaba en lo m\u00edo, pero entonces en la ma\u00f1ana abr\u00eda la puerta y ve\u00eda el poco de monte al frente y todo solitario. No fue f\u00e1cil porque yo esperaba que estuviera m\u00e1s construido y habitado, tras los dos a\u00f1os que demor\u00f3 el tr\u00e1mite en Corvivienda\u201d, recuerda.<\/p>\n\n\n\n

Mientras que los vecinos provenientes de San Francisco se conoc\u00edan bastante entre ellos e incluso muchos fueron reubicados cerca de sus vecinos de all\u00e1, Ana Rosa ven\u00eda de otro proceso por desplazamiento y no conoc\u00eda a nadie. <\/p>\n\n\n\n

\u201cMe fui conociendo con otros vecinos a trav\u00e9s de las capacitaciones de la Fundaci\u00f3n, que fueron fundamentales para la formaci\u00f3n de una comunidad, de las relaciones entre nosotros y de los liderazgos. Yo hice parte del comit\u00e9 de salud y tambi\u00e9n ten\u00edamos las vacaciones recreativas con los ni\u00f1os; eso me ayud\u00f3 much\u00edsimo a relacionarme\u201d. <\/p>\n\n\n\n

Desde entonces no ha parado, pero quiere cambiar de enfoque. \u201cMe gustar\u00eda trabajar con j\u00f3venes, para luchar en el tema del embarazo de adolescentes y porque hay muchos j\u00f3venes en riesgo\u201d, se\u00f1ala. <\/p>\n\n\n\n

Sus hijos han crecido y la enorgullecen. Al mayor fue al que le dio m\u00e1s duro vivir en Bicentenario, acostumbrado a los amigos de la barriada y el colegio en Olaya. Prest\u00f3 servicio militar y ha trabajado como vigilante; el segundo est\u00e1 estudiando en un seminario para ser sacerdote y el tercero est\u00e1 estudiando en el colegio Gabriel Garc\u00eda M\u00e1rquez, uno de los megacolegios que Ana Rosa y su familia han visto crecer de cero a la vuelta de su casa.<\/p>\n\n\n\n

\u201cCuando ya empez\u00f3 a mejorar el transporte y se abri\u00f3 el colegio, el centro de salud vimos que las cosas iban para arriba y ah\u00ed s\u00ed se sinti\u00f3 la mejora\u201d, dice.<\/p>\n\n\n\n

La esquina que no fue<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

Jos\u00e9 Ignacio Baldiris Gonz\u00e1lez m\u00e1s conocido como \u2018El Jimmy\u2019 estaba tremendamente contento con la casa que le otorgaron, era la \u00faltima de la calle y \u00e9l ve\u00eda con gozo el pedazo de lote que hab\u00eda hasta la esquina. Se proyectaba haciendo algo all\u00ed. Pero la sorpresa le lleg\u00f3 a\u00f1os despu\u00e9s, como ya veremos. <\/p>\n\n\n\n

Ven\u00edan de Lo Amador, un sector aleda\u00f1o a la avenida Pedro de Heredia y muy cercano al Centro. \u201cEst\u00e1bamos pegados a lo que se le llamaba la \u2018paredilla\u2019 del colegio de La Salle, que se debilit\u00f3 y se derrumb\u00f3 varias partes. Por ac\u00e1 somos bastantes de Lo Amador. En esta calle hay tres o cuatro familias y en la siguiente hay varias familias m\u00e1s. Cuando nos reubicaron, \u2013que fue para la alcald\u00eda de Judith Pinedo\u2013 nos vinimos casi todos de la familia San Juan, a la que pertenece mi esposa\u201d.\u00a0<\/p>\n\n\n\n

\"\"<\/figure>\n\n\n\n

\u201cLlegamos con nuestros dos hijos, que entonces eran veintea\u00f1eros, y una cu\u00f1ada. Al var\u00f3n le dio duro porque no quer\u00eda venirse para ac\u00e1, le parec\u00eda era muy lejos. Cuando llegamos no hab\u00eda agua, luz ni gas, pero lo que s\u00ed hab\u00eda era una mosquitera que nos ten\u00eda locos. Encima era temporada de lluvias. Mejor dicho, la pasamos bien feo. Fueron un par de meses complicados, pero al final no fue mucho\u201d. <\/p>\n\n\n\n

Al principio se desesperaban, m\u00e1s porque ven\u00edan de un barrio que ten\u00eda y estaba cerca de todo. \u201cYo manejaba taxi y a veces era duro llegar por el estado de las v\u00edas. Una vez hasta me toc\u00f3 dejarlo parqueado en Colombiat\u00f3n y tirar pie hasta ac\u00e1 por un sector que era bastante peligroso pero que ahora se aquiet\u00f3 bastante\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Cuando se mudaron eran los \u00faltimos de la calle; en las casas de enfrente no habitaba nadie porque estaban en los \u00faltimos ajustes. Donde ahora est\u00e1n las torres y las casas de dos pisos era puro monte. \u201cYo sal\u00eda a caminar por all\u00e1 con dos nietos m\u00edos y otros tres ni\u00f1os de por ac\u00e1 cuando estaba de descanso de pico y placa. Me iba hasta all\u00e1 para conocer m\u00e1s; en esas caminatas iba peleando con los ni\u00f1os porque ellos se me iban corriendo adelante y yo \u2013Vengan, vengan, vengan\u2013 y \u00a1qu\u00e9 va no me hac\u00eda caso, eso era el desastre, pero de los bacanos!\u201d. <\/p>\n\n\n\n

Les entregaron la casa en obra negra, con dos cuartos, una peque\u00f1a cocina y el ba\u00f1o ah\u00ed. Jos\u00e9 Ignacio y su esposa optaron por pasar la cocina para atr\u00e1s y generar un tercer cuarto. Se qued\u00f3 sin patio, pero con la terraza se solventaba el aire fresco y la luz. Eso le agrand\u00f3 la sala a la que con el tiempo le puso baldosa. Enrej\u00f3 la terraza y est\u00e1 esperando a que haya plata para ponerle su cer\u00e1mica.<\/p>\n\n\n\n

\u201cHay muchos que la tienen as\u00ed como yo, otros que nada m\u00e1s le han hecho la cocina, un pedacito de patio y as\u00ed sucesivamente. No hemos levantado el segundo piso porque no hemos tenido plata, pero si tuviera lo levantar\u00eda con mucho gusto. La vecina del frente ya tiene por dentro seis columnas para parar un segundo piso cuando se pueda. No muchos lo han levantado todav\u00eda\u201d, nos dice sentado en su terraza.<\/p>\n\n\n\n

Como coinciden casi todos los vecinos, la primera mejora grande fue la llegada de las rutas de transporte p\u00fablico. \u201cYa no se iban casi ni el agua ni la luz, los servicios se hab\u00edan normalizado\u201d. El hijo var\u00f3n al final cedi\u00f3 y ahora no se quiere ir del barrio; vive todav\u00eda con ellos. La hija vivi\u00f3 aqu\u00ed varios a\u00f1os y ahora est\u00e1 con su esposo y sus hijos en el barrio El Educador.<\/p>\n\n\n\n

\u201cCuando llegamos quedamos en esquina, la casa de al lado ni siquiera la hab\u00edan delimitado y entonces ah\u00ed quedaba un lote bueno. Yo estaba feliz porque la m\u00eda iba hasta la esquina -o eso pensaba yo-. Hasta vino un paisano de una ferreter\u00eda y como vio todo el pedazo de terreno me dijo que le serv\u00eda para vaciar el triturado y los materiales ah\u00ed, que me la compraba. Pero le dije que no, que mi casa no la vend\u00eda, yo la anhelaba: no sab\u00eda que iban a demarcar ese lote donde guardaba y lavaba el carro\u201d.<\/p>\n\n\n\n

 Los tres: Estilita, Ana y Jos\u00e9 Ignacio est\u00e1n muy ama\u00f1ados, totalmente asentados y con ganas de permanecer en el barrio. Ya pasaron las duras y ahora gozan de las maduras. Y con suerte ver\u00e1n c\u00f3mo sigue el progreso en el macroproyecto de vivienda de inter\u00e9s social m\u00e1s grande de toda Colombia.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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