{"id":556,"date":"2022-07-01T16:50:02","date_gmt":"2022-07-01T22:20:02","guid":{"rendered":"https:\/\/soybicentenario.com\/?p=556"},"modified":"2022-07-01T17:02:34","modified_gmt":"2022-07-01T22:32:34","slug":"omaris-clemente-polo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/soybicentenario.com\/edicion-revista-4\/omaris-clemente-polo\/","title":{"rendered":"Omaris Clemente Polo<\/strong>"},"content":{"rendered":"\n
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Se cri\u00f3 en Tol\u00fa Viejo, con costumbres de pueblo, como la tranquilidad y el saludo cordial con todos. De ah\u00ed le qued\u00f3 la sonrisa eterna, que le ha ayudado a lidiar las \u00e9pocas dif\u00edciles y a ganarse el afecto de los vecinos. En particular, el de los muchachos en riesgo con los que ha trabajado.<\/p>\n\n\n\n

A los diecinueve a\u00f1os se fue a vivir a San Pedro (Sucre) la tierra de su esposo, C\u00e9sar Estrada. Luego vinieron al barrio El Poz\u00f3n. \u201cEmpec\u00e9 una vida diferente, me encontr\u00e9 con una gran ciudad; en el pueblo uno vive seguro, aqu\u00ed me daba miedo ir al Centro por temor a que me hicieran da\u00f1o”. <\/p>\n\n\n\n

Ocho a\u00f1os en arriendo y los a mandaron desocupar. Por la necesidad se metieron de invasores y luego sufrieron las consecuencias de una ola invernal: \u201cnos inundamos tres veces, me fue a visitar la Cruz Roja y vieron mi situaci\u00f3n con mis hijos peque\u00f1os, por eso llegamos a Ciudad del Bicentenario”. <\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n\n\n\n

\u201cAc\u00e1 la vida nos cambi\u00f3 completamente: las calles son de pavimento; las casas de material y con mejores condiciones; mis hijos est\u00e1n m\u00e1s seguros. Es otro nivel de vida. Mis hijos llegaron peque\u00f1os; les dio duro el cambio porque yo no los dejaba salir, pero ahora ya no quieren mudarse. Me dec\u00edan \u2013Mami, este es el barrio m\u00e1s lindo, aqu\u00ed no hay barro ni inundaciones\u2013. Las costumbres eran distintas, pero ten\u00edamos que amoldarnos a nuestros vecinos. Vivimos en un cuarto piso de las torres, en una de las mejores manzanas, mirando a Parques de Bol\u00edvar”. <\/p>\n\n\n\n

Sonrisas que abre puertas<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

En su nuevo barrio se encontr\u00f3 con una vocaci\u00f3n comunitaria que no sab\u00eda que ten\u00eda. \u201cDe la Fundaci\u00f3n Santo Domingo, me invitaron a hacer parte del comit\u00e9 de culto. Ah\u00ed empec\u00e9 a relacionarme, perd\u00ed el miedo a hablar y fui coordinadora del propio comit\u00e9; fue una experiencia inolvidable. La actividad que m\u00e1s me marc\u00f3 fue el D\u00eda Internacional de la Sonrisa, ah\u00ed pens\u00e9 \u2013\u00a1Epa, esto va con mi personalidad!\u2013\u201d. <\/p>\n\n\n\n

\u201cEn el comit\u00e9 de culto est\u00e1bamos cat\u00f3licos, testigos de Jehov\u00e1, adventistas y cristianos evang\u00e9licos, yo hago parte de este \u00faltimo. Juntos trabajamos el tema de la espiritualidad y fomentamos los valores en los ni\u00f1os. Ahora ese comit\u00e9 est\u00e1 quieto, pero es un espacio de di\u00e1logo donde se respetan las distintas creencias”. <\/p>\n\n\n\n

\u201cCuando la comunidad ya me reconoc\u00eda por mi labor, me llamaron de la fundaci\u00f3n para hacer parte de un proyecto con j\u00f3venes. Nos dec\u00edan que aquella manzana era peligrosa, pero junto a mi amiga Ana nos hicimos querer por los chicos; quer\u00edamos luchar por ellos”. <\/p>\n\n\n\n

Sembrar amor<\/strong><\/h2>\n\n\n\n

\u201cMe aferr\u00e9 mucho a los muchachos, porque quer\u00eda que cambiaran. Si necesitaban algo les ayudaba; me desviv\u00eda por ellos si no los ve\u00eda o estaban peleando. Un d\u00eda con la se\u00f1ora Ana nos metimos en una pelea y casi nos lastiman, pero al mismo tiempo tambi\u00e9n nos proteg\u00edan. Una mam\u00e1 me dijo \u2013\u00a1Caramba, mi hijo la defiende m\u00e1s a usted que a m\u00ed\u2013\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Aunque encontraron una respuesta positiva en los muchachos, no era lo mismo con algunos vecinos: \u201cUna vez a la se\u00f1ora Ana y a m\u00ed nos gritaron que \u00e9ramos marihuaneras porque nos met\u00edamos en un monte a buscarlos: \u2013Oigan, vengan que ya lleg\u00f3 el profesor y la psic\u00f3loga para las clases\u2013”. <\/p>\n\n\n\n

\u201cNosotras hemos llorado con ellos, que no tienen esa comunicaci\u00f3n y esa confianza con los pap\u00e1s. Un d\u00eda uno me dijo \u2013Madre, mi pap\u00e1 me dijo que yo no val\u00eda nada, que era lo peor para \u00e9l\u2013. Por eso quisimos empezar con las familias, pero los padres no cooperaron\u201d. <\/p>\n\n\n\n

\u201cDespu\u00e9s de tres a\u00f1os el proyecto se acab\u00f3, pero todav\u00eda existe el respeto de ellos por nosotras. Me dicen \u2013Ella es la se\u00f1o\u2019 que estaba con nosotros en el proyecto, ella es mi madre\u2013. Lo mismo le dicen a la se\u00f1ora Ana. Lo que m\u00e1s admiro es que qued\u00f3 algo sembrado en ellos. Un d\u00eda se me acerca un joven, que a\u00fan est\u00e1 en sus peleas y en las drogas, y me dice \u2013Yo todav\u00eda recuerdo las palabras que me dijiste, madre: que yo s\u00ed puedo salir adelante. S\u00e9 que alg\u00fan d\u00eda voy a salir de esto\u2013\u201d. <\/p>\n\n\n\n

\u201cLe doy gracias a Dios porque varios han cambiado, ya no quieren seguir esa vida; ahora piensan en sus familias y en sus hijos. Uno est\u00e1 trabajando en Parques de Bol\u00edvar; otro en Bogot\u00e1; hay un joven en Nelson Mandela que est\u00e1 reformado; otro de la supermanzana 75B que tambi\u00e9n est\u00e1 reformado y trabajando en Bocagrande. Son cosas que me dan alegr\u00eda, me hacen saber que nuestro trabajo no fue en vano”. <\/p>\n\n\n\n

Pintando futuro<\/h2>\n\n\n\n

Desde hace alg\u00fan tiempo Omaris trabaja en servicios generales del CDI Bicentenario, una labor que la ocupa hasta las dos de la tarde. Eso tiene que conciliarlo con su nueva ocupaci\u00f3n en un proyecto comunitario con Pintuco, en estrecho contacto con sus vecinos. \u201cA m\u00ed me gusta estar con mi comunidad, aunque es un poquito agotador levantarme temprano, y luego tanto ir y venir. Antes me cohib\u00eda de trabajar porque los ni\u00f1os estaban peque\u00f1os, pero ya est\u00e1n grandes y son mi motivaci\u00f3n\u201d.<\/p>\n\n\n\n

\u201cDe mis cuatro hijos Laurie Sofia, tiene veinti\u00fan a\u00f1os; Esteban Elias, dieciocho; Estefany Sandi, diecis\u00e9is; y el \u00faltimo es Santiago Andr\u00e9s, que tiene catorce. Adem\u00e1s, tengo un nieto, Jeremy Andr\u00e9s. Aunque anteriormente quer\u00eda irme, ya no me quiero mover de mi casa, la amo. Espero que mis hijos sigan aqu\u00ed y ojal\u00e1 que alguno quiera trabajar por la comunidad\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Ana Cristina Blanquiceth <\/strong><\/h2>\n\n\n\n
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