{"id":143,"date":"2022-01-01T22:41:16","date_gmt":"2022-01-02T04:11:16","guid":{"rendered":"https:\/\/soybicentenario.com\/?p=143"},"modified":"2022-03-10T11:06:04","modified_gmt":"2022-03-10T16:36:04","slug":"luisa-espinoza-narvaez","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/soybicentenario.com\/edicion-revista-2\/luisa-espinoza-narvaez\/","title":{"rendered":"LUISA ESPINOZA NARVAEZ – La abuela comunitaria"},"content":{"rendered":"\n
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Es una mujer caribe de las de trato suave y buenas maneras siempre. Se tard\u00f3 en tener hijos, pero los nietos le llegaron a raudales: los propios y los que la vida le ha tra\u00eddo. Y en Ciudad del Bicentenario s\u00ed que le han llegado muchos.<\/p>\n\n\n\n

\u201cTuve una infancia hermosa porque me cri\u00e9 entre el campo y el pueblo. Viv\u00edamos humildemente con mis abuelos en una finca que se llamaba \u201cOjo de Agua\u201d, en Aracataca, pero yo hab\u00eda nacido en Fundaci\u00f3n \u2013ambas poblaciones de Magdalena\u2013 el 24 de febrero de 1957. Mi abuela, Ana Mar\u00eda Mendoza Salgado, fue la figura m\u00e1s importante de mi infancia. Incluso m\u00e1s que pap\u00e1 y mam\u00e1. Cuando iba a visitar a mis pap\u00e1s en Fundaci\u00f3n yo no quer\u00eda quedarme mucho tiempo. Enseguida regresaba con ella\u201d.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n\n\n\n

\u201cPero a mi pap\u00e1 yo lo adoraba porque fue muy especial conmigo: yo era como su reina. Aunque mi mam\u00e1 tuvo doce hijos, yo era su primera hija y mi pap\u00e1, hasta que muri\u00f3, me tuvo ese cari\u00f1o especial. \u00c9l era una persona muy inteligente y me ense\u00f1aba muchas cosas. Con \u00e9l comenc\u00e9 mi proceso de aprendizaje. Desde ah\u00ed le tom\u00e9 mucho gusto a la lectura, que es mi delirio. Nunca me gust\u00f3 tomar las riendas de hermana mayor. Eso se lo dej\u00e9 a mi tercera hermana\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Cuando aprendi\u00f3 a leer, la abuela las envi\u00f3 a estudiar a Aracataca, donde las cuidaba una se\u00f1ora cercana. Tiempo despu\u00e9s la abuela se mud\u00f3 a Aracataca con ellas y ya no volvieron a la a\u00f1orada finca de su primera infancia. De ah\u00ed se fueron a Fundaci\u00f3n, tambi\u00e9n en Magdalena, y luego, en 1969, a Cartagena. Luisa termin\u00f3 aqu\u00ed el bachillerato con las monjas clarisas en el colegio del Buen Pastor. De ah\u00ed le qued\u00f3 la creencia cat\u00f3lica: es servidora, proclamadora, catequista y animadora de comunidad.<\/p>\n\n\n\n

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Catorce, diecinueve, veintitr\u00e9s<\/h2>\n\n\n\n

\u201cViv\u00edamos en Santa Mar\u00eda. por los lados de Daniel Lemaitre, que siempre ha sido un buen barrio. El v\u00ednculo con mi abuela era intocable: ella ven\u00eda y yo viajaba en las vacaciones a Fundaci\u00f3n. Cuando termin\u00e9 el bachillerato y quise estudiar el magisterio, mis pap\u00e1s me dijeron que no ten\u00edan la posibilidad. S\u00f3lo muchos a\u00f1os despu\u00e9s hice cinco semestres de Biblia, uno de ministerial y otro de teolog\u00eda como parte de mi formaci\u00f3n espiritual\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Lleg\u00f3 a San Francisco a los catorce a\u00f1os, se cas\u00f3 cuando iba a tener diecinueve y a los veintitr\u00e9s tuvo su primer hijo. \u201cNuestra casa en San Francisco era muy hermosa. All\u00e1 puse mi colegio por un tiempo largo. En 2010 decidimos mudarnos a San Jos\u00e9 de los Campanos porque mis hijos estaban dando los primeros nietos y no es que una persona da\u00f1e a la otra, pero los ambientes eran distintos. En eso se vinieron los derrumbes en San Francisco. Fue un pesar grande porque muchas casas quedaron que no se sab\u00eda cu\u00e1l era el solar del uno y el del otro\u201d.<\/p>\n\n\n\n

Pasado un tiempo les dieron la reubicaci\u00f3n y llegaron a Ciudad del Bicentenario. \u201cFue hermoso porque todo era nuevecito. Ni se comparaba con un Bocagrande porque aqu\u00ed lo ten\u00edamos todo\u201d. Comenz\u00f3 a trabajar con los ni\u00f1os en la novena de ese fin de a\u00f1o, la primera en el nuevo barrio. \u201cHice el pesebre en una especie de ranchito, puse a una ni\u00f1a vestida como la virgen Mar\u00eda y a otro, de San Jos\u00e9. Antes del nacimiento pusimos una s\u00e1bana entre el pesebre y la gente. Llevamos a un beb\u00e9 escondido hasta la casita y ah\u00ed entonces retiramos la s\u00e1bana. Fue algo hermoso. Mucha gente se acerc\u00f3 y me dijo que nunca hab\u00edan visto algo as\u00ed. \u00c9ramos pocos vecinos esa Navidad, pero es algo que a\u00fan recuerdan mucho\u201d.
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Es muy lindo cuando un ni\u00f1o no sabe nada sobre la lectura: uno comienza a ense\u00f1arle las primeras letras y de un momento a otro ese ni\u00f1o ya sabe leer.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n\n\n\n

Es emocionante porque es abrirle las puertas a un universo. Me alegra y me llena de satisfacci\u00f3n cuando llego a la comunidad y me rodean los ni\u00f1os, me abrazan y yo los abrazo y los beso. Muchas veces la gente me pregunta \u2013\u00bfSon tus nietos?\u2013 y yo digo \u2013No, son mis vecinos\u2013\u201d.<\/p>\n\n\n\n

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Del pesebre a caperucita<\/h2>\n\n\n\n

En Ciudad del Bicentenario cumpli\u00f3 siete a\u00f1os de vida, llevando el mismo proceso de comunidad que vivi\u00f3 en sus otros barrios. \u201cPero con m\u00e1s gusto porque hay ni\u00f1os m\u00e1s vulnerables, con falta de amor y cari\u00f1o. Es que algunos padres no sabemos rega\u00f1ar, no le damos un beso al ni\u00f1o ni lo abrazamos, no le brindamos ese cari\u00f1o y lo tratamos con palabras que \u00e9l no entiende. Aqu\u00ed se me ha crecido la obra un poquito m\u00e1s porque hay muchos ni\u00f1os: son veintiocho torres y cada torre tiene diecis\u00e9is apartamentos, que suman casi 450 apartamentos y es raro que no haya uno o dos ni\u00f1os en cada uno. La poblaci\u00f3n infantil de aqu\u00ed es mayor que en San Francisco. Tranquilamente puede haber trescientos o cuatrocientos ni\u00f1os, solamente en las torres\u201d.<\/p>\n\n\n\n

\u201cEstoy con ellos no solo en el aprendizaje. Tambi\u00e9n estoy pendiente de si consigo ropa para los ni\u00f1os; si en la iglesia me brindan mercado, pendiente de llevarlo a la comunidad; si alguien me llama y me dice \u2013Mira aqu\u00ed tengo unos detalles para ni\u00f1os\u2013 pendiente de hacer el reparto\u201d.<\/p>\n\n\n\n

\u201cLas actividades con los ni\u00f1os las hago cada quince d\u00edas, dependiendo de mi tiempo, el de ellos y las tareas de la escuela. Duramos entre tres y cuatro horas dependiendo si es juego o se trata de ense\u00f1arles algo. Me gusta mucho referirme a los cuentos y a las historias porque eso se ha perdido. Los pap\u00e1s no les ense\u00f1an como antes, cuando los abuelos les hablaban de Caperucita Roja. Ahora pasan metidos en el celular\u201d.<\/p>\n\n\n\n

\u201cTambi\u00e9n los preparo para las primeras comuniones. De la parroquia me llaman \u2013Mira Luisa, se van a hacer las primeras comuniones, \u00bfcu\u00e1ntos ni\u00f1os tienes?\u2013 El a\u00f1o pasado tuve treinta y siete. Por lo general la preparaci\u00f3n se hace los s\u00e1bados por la tarde. En 2021 fueron ocho s\u00e1bados entre agosto y septiembre y las primeras comuniones, el 23 de octubre. Antes comenzaba en marzo, pero por el Covid fueron m\u00e1s r\u00e1pido y con menos grupos\u201d.<\/p>\n\n\n\n

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Luisa anima a una peque\u00f1a comunidad de diez mujeres j\u00f3venes, con las que se re\u00fanen los martes de tres a cuatro de la tarde para evangelizaci\u00f3n y estudio de la Biblia. La Navidad es su \u00e9poca de m\u00e1s trabajo, porque hay que organizar cada novena y la entrega de regalos del 24, que el a\u00f1o pasado fue para 150 ni\u00f1os. \u201cPor suerte la Fundaci\u00f3n Santo Domingo y la parroquia me apoyan bastante, como mucha otra gente. El 24 me desocupo en la ma\u00f1ana por si quiero viajar a Barranquilla o Valledupar para pasar Nochebuena y A\u00f1o Nuevo con mis sobrinas y regresarme en enero o febrero\u201d.<\/p>\n<\/div>\n\n\n\n

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